Entrevista al Dr. Efraín Gonzales de Olarte en La República: Lo que está en juego

El domingo 10 de mayo el diario La República entrevistó a nuestro vicerrector académico. El economista, comentó sobre el patrimonio de la PUCP y sobre las pretensiones que las exigencias de los abogados del Arzobispado de Lima revelan.

“Lo que está en juego”El arzobispo Cipriani no solo busca intervenir en el rumbo académico de la PUCP: la última exigencia de sus abogados ha dejado al descubierto su interés en un conjunto de bienes y sólidas inversiones. Esta nota revela los negocios e iniciativas empresariales que la universidad consolidó en base a donaciones, préstamos y concesiones, y que hoy también son el blanco de la ambición cardenalicia. 

Por Ghiovani Hinojosa

Fotos: Rocío Orellana

La ley puede ser el mejor cobijo de una pretensión personal y el maniqueo jurídico puede ocultar perfectamente las implicancias económicas de una querella. Lo demuestra el litigio entre la Universidad Católica y el Arzobispado de Lima por la administración de los bienes heredados de José de la Riva Agüero: hay en medio un considerable conjunto de locales comerciales en disputa que, lejos de los tintes académicos y religiosos, tienen que ver con rentas a fin de mes, estudios de marketing y planes de inversión.

Desde que en el 2007 el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, hizo público su deseo de participar en la conducción de la universidad, según su interpretación de los testamentos de Riva Agüero, se multiplicaron las voces que señalaron una eventual influencia de su pensamiento conservador en las aulas. Otros advirtieron el carácter político de esta intención, teniendo en cuenta el protagonismo que ha tenido la Universidad Católica en temas como la defensa y promoción de los derechos humanos. Pero hay un frente de batalla menos explorado: el económico, que cobra inusitada importancia cuando se trata de una universidad que recibe casi la mitad de sus ingresos de sus inversiones.

Un gran mallAl vicerrector académico de la PUCP, Marcial Rubio, le sorprendió mucho recibir hace pocas semanas la notificación de una demanda presentada ante el Poder Judicial por el representante legal del arzobispado, Walter Muñoz Cho. Este documento traía una revelación: dentro de los bienes que reclamaba administrar, incluía algunas propiedades nuevas que fueron construidas con donaciones, rentas de inmuebles y préstamos bancarios, y no forman parte de la herencia dejada por Riva Agüero.

El primero de estos bienes es el Centro Comercial Plaza San Miguel. Muchos visitamos sus tiendas posiblemente sin saber que el propietario absoluto de este lugar es la Universidad Católica. Rubio cuenta la historia: la hacienda Pando (zona del campus y sus alrededores) iba a ser expropiada en 1969 como parte de la Reforma Agraria impulsada por el general Velasco. Frente a esto, la universidad, que ya la había heredado, urbanizó todo el terreno y reservó un área para el futuro campus universitario y otra para un local comercial.

Este último proyecto se concretó en la década del setenta. Ya a principios de los ochenta, Plaza San Miguel empezó a posicionarse como un importante foco comercial y recreativo. A esto contribuyó la llegada de las dos primeras grandes tiendas: Wong y Saga Falabella. El modelo de financiamiento fue efectivo: estas empresas costearon la construcción y se fueron cobrando paulatinamente de las rentas que debían pagar a la PUCP en plazos de 25 y 30 años.

Exactamente igual llegaron Ripley, ACE Home Center y CinePlanet. “En los primeros años de operación, la universidad no recibió casi nada de ingresos. Ahora ya prácticamente todo está pagado y poco a poco percibimos más rentas”, remarca el vicerrector. Y precisa que, en el último año y medio, han ejecutado la ampliación del centro comercial con un préstamo bancario de 90 millones de soles. En este caso, la figura financiera es esencialmente la misma: las más de 60 tiendas pequeñas que operan en el segundo piso pagan la deuda con el banco. Incluso, ya se está acondicionando la tercera planta y la nueva infraestructura que termine por convertir a Plaza San Miguel en un gran mall.

Como se ve, todavía no ha llegado el ‘momento cero’ en que la Universidad Católica reciba la mayor parte de las ventas generadas. Sin embargo, de los más de 200 millones de dólares anuales que alcanza Plaza San Miguel actualmente, la PUCP recibe entre el 5% y 8% de ingresos netos, es decir entre 10 y 12 millones de dólares. Un presente exitoso que trae un futuro prometedor.

Bastiones educativosLa segunda gran inversión de la Católica es la escuela de negocios CENTRUM. Se construyó en un terreno de 10 mil metros cuadrados y empezó a operar en marzo del 2001. Financiada con un préstamo bancario de 9 millones 300 mil dólares “que estamos terminando de pagar”, apuntó desde el principio a ser líder en Administración de Empresas en el Perú.

Actualmente ofrece un doctorado en Business Administration y varias maestrías de tipo MBA en diversas modalidades: presencial, virtual, nacional e internacional, entre otras. Caracterizada por los altos precios de sus carreras (oscilan entre 60 mil y 97 mil soles), acoge a cerca de 2 mil alumnos, la mayoría de los cuales sigue un MBA gerencial. Según la revista América Economía, se trata de la primera escuela de negocios de Latinoamérica.

Efraín Gonzales de Olarte, vicerrector administrativo de la PUCP, precisa que CENTRUM genera 15 millones de soles anuales. La mayor parte de esta suma se utiliza para pagar el préstamo bancario.

El otro proyecto educativo es Idiomas Católica. El primer local fue construido en San Isidro en 1990 y el último fue inaugurado este año al frente del campus universitario de San Miguel. Una vez más, se recurrió a préstamos bancarios. Actualmente, hay cuatro sedes en las que se enseña inglés y español, y que dan a la PUCP un millón y medio de soles anuales como ingresos netos.

Otra inversión de menor envergadura es INNOVAPUCP, una organización que opera como una verdadera empresa: agrupa a más de 3 mil profesionales que prestan sus servicios de consultoría a instituciones públicas y privadas. La infraestructura de la universidad también es utilizada para estos fines. Así, por ejemplo, realizan estudios de ingeniería mecánica y de calidad de los suelos. Según Gonzales de Olarte, los precios de estos contratos y licitaciones públicas van desde los 780 mil a los 3 millones de dólares. Pero aclara que, debido a los altos costos, la universidad recibe la menor parte de estos montos. La construcción del Centro Cultural de la PUCP, inaugurado en 1994, costó aproximadamente 8 millones de dólares. El mantenimiento actual de sus instalaciones y servicios demanda cada año un presupuesto de un millón y medio de dólares. En tiempos en que la oferta cultural y artística configura una gran plataforma económica, este centro, que ofrece exposiciones, talleres de arte, montajes  entre otras actividades, es uno de los más dinámicos en el Perú.

A base de esfuerzo

“Las pensiones de los alumnos solo pagan los sueldos, pues financian el 60% de nuestros gastos. El resto lo conseguimos a través de las inversiones que hacemos”, explica el vicerrector Gonzales de Olarte. Y enlista algunas de las razones para ser un emporio educativo afanado en las inversiones: “Tenemos que financiar becas, proyectos de investigación y actividades de cooperación con universidades de provincias; y debemos pagar cerca de 300 mil dólares anuales para renovar nuestra suscripción a una biblioteca virtual especializada con tres mil revistas”.

Viene la pregunta inevitable: ¿es legítimo que el Arzobispado de Lima, a través de Walter Muñoz Cho, pretenda administrar junto a la universidad bienes como Plaza San Miguel, Centrum e Idiomas Católica, aduciendo su derecho a participar de la herencia de Riva Agüero? Para el vicerrector Marcial Rubio la respuesta es: “No” y se basa en el artículo 657 del Código Civil de 1936, vigente cuando murió el benefactor.

“Allí se dice que ‘desde la muerte de una persona se transmiten la propiedad y posesión de los bienes y derechos que constituyen la herencia’. Es inadmisible que el señor Muñoz Cho quiera administrar los bienes nuevos: la herencia la constituyen los bienes que existían a la muerte del testador, en otras palabras ‘lo que antes de morir miró el difunto ’. Pando era una chacra y hoy tiene ladrillos”.

La postura de Cipriani

El abogado defensor del Arzobispado, Natale Amprimo, señala que el tema de fondo es el cumplimiento de la voluntad de José de la Riva Agüero. Y recuerda que la pugna se debe fundamentalmente a que hay dos interpretaciones legales de su voluntad: una que sostiene que la PUCP es la heredera completa de los bienes de Riva Agüero, basada en el testamento de 1933; y otra que aduce que los bienes puestos en herencia, entre ellos la hacienda Pando, deben ser administrados por una junta indisoluble y perpetua, basada en el testamento de 1938. Amprimo cita el Código Civil de 1936 para concluir que la segunda lectura es la correcta, pues contiene la última disposición del testador. Sobre si es legítimo controlar los bienes nuevos de la Universidad Católica, tal como ahora exige el arzobispo Cipriani, se limita a afirmar: “el Poder Judicial resolverá si estas propiedades emanaron de la herencia de Riva Agüero”.

En el plano judicial, el conflicto está enfrascado en una suerte de esgrima judicial: el recurso de amparo presentado por la PUCP todavía no se ha resuelto, por lo que la petición de información financiera que le hizo el Arzobispado hace poco ha quedado en suspenso. Los abogados de ambas partes han comentado que este proceso durará varios años y que, incluso, podría llegar a instancias internacionales. No es para menos: no solo se busca intervenir en el control de una institución académica con notoria influencia política y cultural en el país, las exitosas inversiones económicas de la PUCP han desatado ambiciones nada espirituales.

El nuevo campus de la PUCP en Surco

En este terreno de cerca de 20 mil metros cuadrados (dos manzanas), ubicado en la Urbanización Los Álamos, de Surco, se construiría el segundo campus, que recibiría en principio tres mil estudiantes. “Queremos llevar tres facultades: Gestión, Psicología e Ingeniería Industrial, y una sucursal de Derecho”, adelanta el vicerrector Efraín Gonzales de Olarte.

Fuente: La República

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