Interculturalidad y desarrollo humano

El énfasis en la centralidad de la libertad que propone el enfoque de las capacidades ha dado pie a incorporar el estudio de la cultura y la identidad desde una perspectiva de libertad cultural (PNUD, 2004; Sen, 2007). Esta aproximación ha permitido que, desde el enfoque de capacidades y en diálogo con otras corrientes convergentes desde la antropología y la sociología, se reconozca a las personas como poseedoras de múltiples identidades culturales y pertenecientes a grupos que son, a su vez, heterogéneos y dinámicos. Más recientemente, el enfoque ha incluido el análisis de la cultura (y de la religión y espiritualidad) como un elemento que compone la base moral e informacional de las personas y que les permite formarse una idea de aquello que consideran como una buena vida. Este último punto resulta central en tanto en enfoque pone énfasis en identificar aquellos elementos que las personas consideran valiosos en tanto agentes de su propia vida. En particular para el contexto de América Latina, el diálogo entre el enfoque de las capacidades y el marco analítico de la interculturalidad constituyen una combinación particularmente fértil. Esto es así en tanto en la región conviven diferentes pueblos, muchos de los cuales se encuentran en clara situación de desventaja en diferentes dimensiones del bienestar, desventaja que se remonta en no pocos casos a la propia dinámica histórica de América Latina. Estas desigualdades constituyen desafíos urgentes en la construcción de sociedades más justas para lo cual aparece como necesaria la generación de políticas específicamente orientadas a reconocerlas y eliminarlas.