Los derrames de petróleo son desastres ecológicos recurrentes en el mundo. En los últimos 50 años se han producido al menos 130 derrames graves, cuyas consecuencias alteran los ecosistemas marinos y costeros, como los ocurridos en el distrito de Ventanilla o en la Selva peruana. Frente a estos accidentes, existen diversos tipos de acciones y métodos de respuesta que se vienen aplicando en otros países para poder actuar rápidamente y reducir el daño al ecosistema.
De acuerdo con Emilio Fernández Suárez, doctor en Biología y catedrático de Ecología de la Universidad de Vigo, hay procedimientos a realizar antes, durante y después de un derrame. En primer lugar, antes del derrame, Fernádez Suárez sugiere que los países deben elaborar y desarrollar planes de intervención científica desarrollados que utilicen todo el potencial humano y material disponible, así como concentrar los esfuerzos de monitorización en especies clave y ecosistemas vulnerables. Además, debe recopilarse todo el conocimiento existente en la gestión de la catástrofe, además de expertas y expertos con modelos de circulación identificados a mano. De esta forma, durante el desastre, se podrá tomar decisiones acertadas que reduzcan el daño ecológico al mínimo y eviten la entrada de petróleo a las zonas más sensibles de bajo hidrodinamismo (lagunas, zonas internas de estuarios, bahías, entre otros). Por último, después de la catástrofe, debe contenerse el derrame mediante la selección de barreras de contención marinas y retirar todo el vertido que sea posible o eliminarlo en caso llegue a la Costa. Es importante contar con el correcto asesoramiento para aplicar las acciones, salvaguardando también la salud del personal participante.
Para la recogida del petróleo, uno de los equipos que más suele utilizarse son los grandes skimmers– también llamados desnatadores – que mediante una bomba succiona y lo pasan a tanques flotantes que luego serán remolcados a un puerto dónde el hidrocarburo ya se almacenará para su eliminación definitiva. También es posible utilizar otros aspiradores o absorbentes marinos, en caso de que el derrame sea de pequeño volumen. En otros casos, la limpieza se complica debido a las grandes cantidades de petróleo; es por ello que se recurren a otros tipos de métodos. Por ejemplo, el incendio controlado, en el cual se quema el crudo que se acumula en la superficie del mar y que ayuda a remover grandes cantidades de petróleo. Sin embargo, el humo que genera es tóxico, por ello esta técnica debe utilizarse cuando la mancha se encuentra alejada de la costa. Otro método utilizado es el uso de “dispersantes”, los cuales se lanzan al petróleo desde aeronaves para acelerar su proceso de dispersión natural. Algunas sustancias químicas pueden hacer que el crudo se torne menos viscoso para no afectar a las playas y las plumas de pájaros.
Fuente: Elastec
Lo más importante es contar con todo el conocimiento posible, monitorizar el ecosistema desde el primer momento y reconocer los instrumentos adecuados para poder afrontar el desastre en la dirección adecuada, ya que el uso de sustancias de limpieza drástica como detergentes o agua a chorros pueden empeorar los efectos letales de los ecosistemas. Los y las especialistas coinciden en que es fundamental el desarrollo de nuevas tecnologías que aborden este tema.
