Entrevistas, Noticias
14/04/2020

MINAM: “Debemos repensar nuestro modo de vida y apostar por el consumo responsable”

¿Qué rol cumple la Biodiversidad para el desarrollo del país?

Perú es uno de los 5 países más megadiversos del mundo; por ello, la biodiversidad significa una fuente increíble de riqueza, medio de subsistencia y de seguridad alimentaria para la población. Si en el promedio mundial, la diversidad contribuye un 5% con su economía, en Perú contribuye con más del 20%; entonces, es un país donde más del tercio de la población, más de 2 millones de familiares practican la agricultura familiar y abastecen con casi 70% del alimento; si a eso añadimos el mar, el guano, los pescadores, imagínense lo que eso significa para nuestra seguridad alimentaria y para nuestro país.

El cambio climático está produciendo sequías y heladas más extremas y lluvias torrenciales fuera de temporada; sin embargo, está demostrado que la diversidad nativa es mucho más resiliente a eventos extremos; es decir, cuando ocurren heladas, las papas nativas soportan mucho mejor el clima que las papas híbridas. Cuando viene una granizada como pasó en Puno, la quinua y otros cultivos nativos pueden rebrotar, pueden resistir una granizada que usualmente destruye cultivos. Entonces, representa no solo una fuente de riqueza sino que la biodiversidad es la fuente de alimentación y de recursos tanto en los Andes como en la Amazonía. 

Con los humanos confinados por el COVID-19, ¿la biodiversidad se ve afectada o está recuperando terreno?

La biodiversidad está recuperándose. Si bien el COVID-19 no afecta la fauna, y, aunque esto sea temporal, es como un campanazo que nos hace notar cómo estábamos impactando con nuestro comportamiento a nuestro entorno natural. 

Vemos los cielos de Lima limpios, como nunca se habían visto desde hace 50 años; hay videos de la costa norte del Perú, donde se ve cómo las aves guaneras se acercan a la costa para alimentarse, y el agua se ve mucho más transparente. Debemos entender qué una vida rodeada de contaminación, ajena y ausente de un entorno natural equilibrado, no es una vida plena. Si fuésemos responsables como sociedad, buscaríamos aprender las lecciones de esta cuarentena y ayudar a las próximas generaciones a tener un entorno mucho más amigable y más natural. 

Como país, tenemos muchas plantas medicinales, ¿es el momento de realizar mayores investigaciones y desarrollar medicamentos para darle mayor valor a su calidad proteica?

Las personas que llevan un estilo de vida saludable, incluye el consumo de estos productos y de los nutracéuticos, que son aquellos que además de alimentarnos, nos curan. Por ejemplo, la quinua. La quinua tiene elementos nutricionales que son escasos en otros alimentos como los aminoácidos esenciales; o por decir, ciertas papas nativas que tienen micronutrientes que son beneficiosos, o las frutas amazónicas que se están vendiendo y son riquísimas en vitamina C o antioxidantes.

Si nosotros usamos con más frecuencia estos alimentos y estas plantas “medicinales” – entre paréntesis porque no es que sean medicinas, son productos que nos ayudan a tener una salud más equilibrada y sólida– seguro que el impacto de una plaga sería mucho menor porque tendríamos mayores defensas. 

A partir de los daños generados por el COVID-19, ¿Cuál sería el reto para proteger las Áreas Naturales Protegidas?

Este es un reto que se está enfrentando con mucha fuerza desde el MINAM y el Sernanp. La mejor estrategia para conservar estos espacios naturales, es que las comunidades locales que viven en su entorno o forman parte de ellas, se beneficien de ellas. Ellos son los mejores cuidadores y está demostrado que si una comunidad recibe un beneficio de un espacio natural van a ser sus mejores cuidadores, porque obviamente es su fuente de recursos.

Por eso, la mejor recomendación para un habitante de la ciudad, es que en vez de gastar nuestra plata en ir a un centro comercial, hagamos un esfuerzo y visitemos las ANP y contribuiremos con el turismo, no solo para estar nosotros más saludables sino para darles un ingreso económico para su sostenibilidad. Yo exhorto a la población a no comprar productos que no vienen de origen legal, que vengan con una etiqueta de una empresa reconocida, porque sí hay productos en el mercado que vienen, por ejemplo, con el sello del Sernanp, aliados de la conservación y tienen la garantía de que han sido cosechados sosteniblemente, que son cosechados por las comunidades con un plan de manejo formal. 

¿Cuál es la importancia de preservar la biodiversidad para evitar pandemias?

Cada vez hay más evidencias de que este virus como otros han sido transportados de una biodiversidad maltratada. Es decir, cuando tú tienes ese centro de interacción entre fauna silvestre – en condiciones como se ha visto en los mercados asiáticos- ha sido una introgresión de un virus que era hospedero de un animal silvestre y que por toda la agresión que ha producido el hombre, incluido el consumo en condiciones no naturales de esta fauna han pasado al ser humano quizás con algún tipo de mutación. Entonces, un ecosistema saludable es garantía de una sociedad más saludable, con menos epidemias y más alimentada, más resiliente y con un sistema inmunológico más fortalecido.

¿Cómo nos podemos adaptar a las lecciones del coronavirus? ¿Qué rol podemos asumir para la conservación de la biodiversidad?

Yo creo que las nuevas generaciones que son mucho más conscientes de que el mundo está en riesgo, luego del COVID- 19, debemos asumir un rol y debemos repensar nuestro modo de vida y apostar por el consumo responsable, y ese modo de vida que antes anteponía el crecimiento económico y de consumo, hoy va a tener que repensar muchísimo ese modelo y empezar a pensar el modo de vida mucho más sostenible y amigable, que ponga en perspectiva la economía, buscando no solo el crecimiento sino lo que se llama economía circular, de reuso, reutilización, reducción del consumo y racionalización de todas estas dimensiones o actividades que estaban impactando de forma tan brutal en nuestro entorno. 

La juventud es mucho más sostenible, es decir, se nota que tienen hábitos de reducción de consumo de productos que tienen un impacto muy fuerte en la biodiversidad, como puede ser el consumo de carne roja de vacunos que son criados a costa del bosque amazónico. La reducción ha sido brutal. O, por ejemplo, de productos que tengan palma aceitera que han costado millones de hectáreas a los bosques de Asia y América, bosques tropicales.