
Si bien no hay un número definido de los principales microclimas que determinan las temperaturas en la ciudad de Lima, dependiendo de la temporada, se estima que se experimentan de cuatro a ocho variaciones climáticas en los distintos distritos de la capital. En esta nota un repaso de los factores que configuran este fenómeno.
Por: Joana Cervilla
A pesar de que no existe un estudio formal sobre el tema, las variaciones climáticas que se experimentan en la ciudad de Lima se evidencian claramente. Basta con embarcarse en el recorrido cotidiano de los millones de limeños que se movilizan entre los distritos de la capital para llegar a sus centros de trabajo o estudio.
Por ejemplo, un residente de Chorrillos puede iniciar su jornada bajo una densa neblina y, luego de un corto trayecto, llegar al centro de Lima donde el sol brilla intensamente. Asimismo, un estudiante de la PUCP que vive cerca de La Molina puede salir de su casa experimentando menos humedad pero cuando llega a la Universidad debe abrigarse debido a una menor temperatura.
Entendemos, entonces, que esta presencia de microclimas sí tiene un impacto en el día a día de los 10 millones y medio de habitantes de la ciudad. La diferencia de temperatura y humedad puede ser de varios grados, por lo tanto, sí influye en decisiones como la vestimenta o la planificación de actividades.
La cercanía al océano
Lima tiene 2819 km² que abarcan desde la costa hasta los pies de los Andes y una línea de costa (sin contar la del Callao) de unos 103 km aproximadamente. De acuerdo con el doctor Christian Yarlequé, climatólogo, investigador y profesor de la PUCP, las variaciones del clima de la capital se determinan, principalmente, por la cercanía al mar y por la manera en que el océano capta y emite el calor.
“La presencia de microclimas en Lima se debe a muchos factores. Uno de los más importantes es la cercanía al océano. Durante el día, el mar absorbe el calor y durante la noche lo libera lentamente. Ese proceso es muy diferente a lo que pasa en la tierra, que se calienta muy fuertemente, más que el océano, liberando el calor rápidamente”, sostiene.
Esta característica reguladora del clima que tiene el océano determina entonces la temperatura en las noches limeñas, principalmente en distritos cercanos al mar como Miraflores, Chorrillos, Barranco, Callao y San Miguel. Si hay más calor durante el día, las noches son más cálidas. Sucede lo mismo si hay frío de día durante el invierno; entonces, las noches son más frías y húmedas.
Por su parte, en la zona Este de Lima, que es la que se encuentra más cerca de las estribaciones andinas, y por ende tiene menos influencia del mar, la temperatura durante el día es más caliente dado que la neblina se disipa más rápido. Es así que, en las noches, los distritos de La Molina, Cieneguilla, Chaclacayo, Ate, San Juan de Lurigancho, El Agustino y Santa Anita presentan un clima más seco y en promedio casi 2 °C menos en comparación con las zonas costeras.

Imagen: Andina
Diversidad topográfica
Sumado a cómo se comportan el mar y el suelo para regular la temperatura, las diferentes características topográficas de cada distrito también determinan variaciones climáticas. Por ejemplo, Lima Centro, La Victoria y Jesús María son considerados zonas intermedias porque su microclima se determina por su cercanía al mar y sus características geográficas.
Hay casos interesantes como Comas. Si bien no limita con el mar, la presencia de cerros no permite que la humedad del mar se disipe y la encajona en algunas zonas del distrito. Algo similar sucede con Pueblo Libre, Magdalena y Breña. En este caso, a través de la extensa avenida Brasil se genera un corredor por donde se va distribuyendo la humedad que viene del mar a estos distritos.
Caso particular es lo que sucede en el asentamiento Ciudad de Gosen ubicado en Villa María del Triunfo. Esta zona conocida como “Ticlio chico” tiene la humedad más alta de Lima producto de los vientos que trasladan la humedad del mar hacia las laderas de los cerros de la zona.
El investigador destaca, asimismo, la importancia de las fuentes de agua en la generación de microclimas. “Los ríos, pantanos o reservas son factores determinantes sobre todo en la costa peruana. Tenemos zonas como Lurín al sur, el río Chillón al norte y los pantanos de Villa en Chorrillos que tienen corrientes que producen bastante humedad y generan una variación climática”, explica Yarlequé.
Desafíos a futuro
A pesar de que los limeños nos hemos ido adaptando a los distintos microclimas de la capital, su presencia nos plantea importantes desafíos. No solo en materia de salud pública, dado que los distritos más húmedos tienden a tener una mayor incidencia de enfermedades respiratorias, sino en cuantificar los efectos más frecuentes e intensos del cambio climático y la contaminación fruto de la urbanización descontrolada.
De acuerdo con el doctor Yarlequé, es importante la identificación de estos microclimas y deben considerarse al planificar las infraestructuras, por ejemplo, en las zonas industriales. Sin embargo, en Lima Metropolitana no existe aún un esfuerzo concentrado y estratégico que monitoree la variabilidad climática por distritos.
“Actualmente no tenemos mucha información. Existen datos satelitales pero la mejor información a escala micro es la que se desprende de las estaciones meteorológicas. Hoy en día esta tecnología es accesible ya que se ofrece en el mercado a muy bajo costo y masivamente”, continúa.
Asimismo, sostiene Yarlequé, que ya con un sistema de monitoreo urbano implementado, de acuerdo con la información que se obtenga, se pueden realizar políticas más informadas y efectivas para mejorar la calidad de vida en la ciudad.
“Es necesario tener una red masiva de monitoreo en Lima con gran cantidad de medidores de variabilidad climática. Es a partir de este monitoreo que podemos tratar de conocer cómo cambia nuestro clima con el fin de poder realizar pronósticos localizados. Y ya con eso recién podemos pensar en lo macro y plantear un plan a gran escala”, finaliza.