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26/02/2024

Los bosques urbanos: los mejores aliados contra las altas temperaturas

¿Los árboles pueden ayudar a reducir la temperatura en las ciudades? Conversamos con el profesor Martín Timaná, doctor en Ciencias Biológicas (Botánica) y director del Centro de Investigación en Geografía Aplicada (CIGA) de la PUCP, quien nos dio alcances sobre la importancia de los bosques urbanos bien planificados en la ciudad de Lima para así mitigar los estragos de las altas temperaturas. 

Texto: Joana Cervilla

Nos encontramos en medio de una intensa ola de calor en Lima Metropolitana. En las últimas semanas, las temperaturas en varios distritos de la capital estuvieron por encima de los valores normales y han llegado a los 32°C o más. 

La previsión hacia las primeras semanas de marzo, de acuerdo con el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), era que la temperatura durante el día llegaría hasta los 36°C en la costa central.

Esta situación se explicaría por la combinación de los efectos del cambio climático y los dos eventos climatológicos que se encuentran activos actualmente: el Fenómeno de El Niño Global y de El Niño Costero.

Sumado a esto, en la capital, existen zonas con una temperatura y sensación más altas que se denominan “islas de calor”. Estas son resultado de una combinación de factores: el calor absorbido y liberado por las edificaciones y el asfalto, el calor del verano, así como el calor del tráfico y de las emisiones industriales.

Frente a este panorama, ¿qué puede hacer Lima para aminorar este impacto? 

De acuerdo con el doctor Martín Timaná, los bosques urbanos son la gran respuesta para enfriar o mitigar el calor, como se ha demostrado ya en muchas ciudades del mundo. Asimismo, sostiene que, como parte del paisaje urbano, es necesario tener no solamente parques y jardines, sino también que las grandes avenidas estén cubiertas de árboles. 

“La sensación de calor es mucho menor cuando los árboles crean sombra. Cuando tenemos zonas con puro concreto, como las avenidas, se da lo que se llama el ‘efecto albedo’, que es este calor que se refleja en el concreto que se calienta y luego se emite, lo que aumenta la sensación de temperatura. Entonces, al crear un techo de hojas, se reduce drásticamente el impacto de rayos solares sobre las veredas y así la sensación del calor. Por otro lado, en Lima, tenemos un serio problema por la evolución del parque automotor. Los árboles también ayudan a retener esas partículas de polvo, lo que reduce la contaminación del aire”, explica el investigador.

Un problema serio para la salud

A la contaminación se suman las intensas y cada vez más frecuentes olas de calor que constituyen un problema serio para la salud pública, sobre todo en poblaciones vulnerables como ancianos y niños.

Entre los años 2013 y 2022, de acuerdo con el Lancet Countdown (2022), las muertes por olas de calor de adultos mayores de 65 años en el Perú aumentaron en 85 % si se compara con el periodo comprendido de 1991 al 2000.

Al respecto, Timaná sostiene que los bosques urbanos van a mejorar las condiciones de salud, además del impacto psicológico que se experimenta gracias al confort que se genera al estar bajo la sombra generada por los árboles.

“Hay muchos niños que sufren de asma en Lima, situación que se agrava por esta combinación de temperatura, humedad y polvo suspendido en el ambiente. Los árboles, como todos sabemos, no solamente producen oxígeno, sino también capturan dióxido de carbono. Entonces, mientras más áreas verdes tengamos, estamos ayudando a generar una mayor cantidad de oxígeno y también a reducir el impacto del cambio climático al absorber el CO2”, explica el investigador. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que una ciudad tenga una buena calidad de aire, debe tener 1 árbol por cada 3 habitantes. Sin embargo, estamos frente a la realidad de tener solo 1 árbol por cada 31 limeños, según cifras de la Municipalidad Metropolitana.

Imagen: Andina

Las especies ideales

Lima debido a su crecimiento vertiginoso ha experimentado una serie de cambios y la pérdida de algunos bosques urbanos en beneficio del desarrollo urbano. El costo ha sido alto y se evidencia en situaciones climatológicas como las que estamos atravesando. 

Aunque existen algunos planes municipales de sembrar árboles, según el experto, no se trata de hacerlo indiscriminadamente.

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima, ETH Zúrich (Suiza), se reveló que existen ciertas especies de árboles que pueden reducir la temperatura del suelo de las ciudades hasta 12°C.

En esa línea, Timaná sostiene que los llamados árboles deciduos, como el jacarandá o la ponciana, si bien son muy estéticos, en cierta época del año, pierden todas sus hojas y no ayudan a resolver el problema. Lo mismo ocurre con las araucarias y las palmeras, que es muy común verlas en las avenidas y que tienen una copa muy reducida.

“Sembrar un árbol es una inversión a largo plazo. Para que una plántula llegue al nivel de árbol y genere los beneficios de los cuales estamos hablando, tenemos que esperar de 10 a 20 años. Si se va a esperar todo este tiempo, no se trata de sembrar cualquier árbol. Es necesario pensar en árboles que tengan hojas todo el año y de copas anchas que se extiendan horizontalmente, como la tipa y el ficus, por ejemplo”, explica. 

Asimismo, sostiene, lo ideal son especies que se adapten a las condiciones de aridez de la capital. “El riego es otro factor. En Lima, donde el agua es un lujo, sembrar eucaliptos no tiene sentido porque consumen 20 veces más agua que un árbol promedio”, continúa. 

De acuerdo con el investigador, entonces, para que un proyecto de arboleda sea exitoso, se debe considerar factores como planificación, temporalidad, riego y sombra todo el año. Esto se logrará con visión política y con cambios estructurales que dejen de priorizar el cemento en lugar de las áreas verdes.