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23/08/2011

De Loreto sus bosques

 

Durante el último semestre del 2009, la Maestría en Desarrollo Ambiental de la PUCP realizó  una salida de campo al área comprendida entre las ciudades de Iquitos, a orillas del Río Amazonas, y Nauta, próxima a la convergencia de los ríos Marañón y Ucayali, en el departamento de Loreto. Esta salida se efectuó como parte del curso de Comunidades Nativas a cargo del profesor Dr. Fernando Roca Alcázar y la Dra. Ana Sabogal Dunin Borkowski coordinadora adjunta de la maestría.

 

Inicialmente  efectuamos  una  visita  a  la  Reserva  Nacional  Allpahuayo  Mishana ubicada en la cuenca baja del río Nanay, tributario del Amazonas, a solo 20 kms. de la ciudad de Iquitos. Esta  reserva fue creada en 1999 y abarca  más de 50 mil hectáreas de bosques. Tiene singulares  ecosistemas de diverso origen y edad, y posee  un  alto  grado  de  especies  animales  y  vegetales  raras,  endémicas  o  de distribución muy restringida.

 

La importancia de estos bosques es múltiple: su abundante vegetación evita la erosión natural  del  suelo consecuencia de las abundantes precipitaciones en la Selva Baja. Esta vegetación también previene la erosión de las riberas de los ríos, durante  los  periodos  de  crecida  de  los  mismos.  Estos  bosques constituyen  un codiciado banco de germoplasma con muchísimo  potencial para la investigación, particularmente la farmaceútica. Su vegetación, sobre todo en crecimiento, además es  una  almacenadora  natural  de  Dióxido de  Carbono  (CO2),  gas  al  cual  se  le atribuye ser el mayor responsable del Fenómeno del Efecto Invernadero.

 

Estos territorios han sido habitados y han abastecido de recursos durante siglos a comunidades nativas como la de los Bora, misma que después de una travesía en lancha tuvimos la oportunidad de visitar y en la cual fuimos amablemente recibidos, confirmándonos así la oportunidad adicional de la promoción del etnoecoturismo.

 

Lamentablemente los bosques y pueblos de esta región, como los de la mayoría de la cuenca amazónica, se encuentran bajo la amenaza de las exigencias del modelo capitalista  neoliberal  impuesto  por  las  corporaciones  multinacionales;  irracional sistema extractivo-mercantil socioambientalmente insostenible y fundamentado en el simplismo conceptual de la propiedad privada y que se hace patente en actividades extractivas como el fomento de la tala ilegal y la  explotación de hidrocarburos, actividades estas dos últimas, en relación directa con la incidencia de la pobreza en esta región.

 

Por contraposición a esta concepción, actualmente ya se reconoce que en muchos casos, como en el del manejo de los recursos naturales, la propiedad colectiva de la tierra  y  el  trabajo  comunal  -modelos  ejercidos  tradicionalmente  por  los  pueblos amazónicos- resultan sencillamente más viables frente a la propiedad individual de la tierra impuesta por el modelo de occidente en los últimos siglos.

 

El nivel de postergación de esta región salta a la vista, no observándose que los indicadores de pobreza en la misma tiendan a disminuir con las políticas de inversión vigentes de los últimos  gobiernos, por el contrario. No estamos en contra de la inversión en pro del desarrollo, pero mientras los gobiernos de turno priorizen una desmedida proporción de esta inversión en infraestructura social, es decir, caminos y carreteras, colegios, lozas deportivas o postas sanitarias, en lugar de en la población directamente,  la situación de  pobreza no  se  vislumbra  que revierta.  Así,  según explica  el  economista  Max  Arroyo  Gutiérrez,  gran  conocedor  de  la  realidad amazónica: “No se invierte en las personas. En mejorar la calidad de su educación y su salud. Tampoco en ayudarles a incrementar la producción y productividad de sus chacras y en transformar su producción para que obtengan mejores precios con el valor agregado”.

 

El rostro urbano de la pobreza a la que hacemos mención es fácilmente visible por el visitante a  Iquitos en el tradicional Barrio de Belén, lugar característico por sus viviendas edificadas sobre  postes de madera (palafitos) para mantenerse sobre el nivel del agua durante el periodo de subida del Río Amazonas.

 

A pesar de lo expuesto, cabe mencionar que mas de uno de los integrantes a esta salida  de  campo  quedo  prendado  con  el  exotismo  y  belleza  de  esta  tierra.  Al recordar los atardeceres en el Malecón de Iquitos caigo en la cuenta de que estamos ya  inmersos  -una  vez  mas  en  la  historia  de  la  humanidad-  en  un  cambio  de paradigma en el replanteamiento de muchas creencias y enfoques que hasta el siglo XX tuvieron vigencia, pero que hoy resultan caducos y ambientalmente insostenibles frente a la responsabilidad de asegurar nuestro patrimonio común y el de las futuras generaciones que heredarán este hermoso planeta azul.

 

Escrito por Rodrigo Mires Sumarriva, Lic. en Geografía y Medio Ambiente PUCP, egresado y tesista de la Maestría en Desarrollo Ambiental PUCP.