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30/11/2009

"Si la temperatura aumenta en 2°C, el Perú perdería 20% del PBI al 2050"

La mayoría parece coincidir en que se requiere de un plan ambicioso y efectivo para alcanzar el límite de los 2°C fijado por el IPCC, pero los magros resultados de la reunión preparatoria de Barcelona parecieran confirmar lo contrario. Con suerte, se dice, podremos lograr dentro de quince días en Copenhague, un mandato para que las negociaciones continúen.

Lo que ocurre es que siendo el cambio climático un tema ambiental, éste tiene profundas repercusiones en la economía global y en la política exterior de los países, de importancia equivalente a la propia crisis financiera mundial (1).

En efecto, se podría especular que algunos países decidieron no ratificar Kyoto porque su resultado no los colocaba como centro de los negocios del cambio climático. En esa línea, Barcelona solo expresaría la lucha por el reposicionamiento de los negocios globales vinculados a la “economía verde” la, según algunas cifras, pudiera representar una inversión del orden de los 750 billones de dólares en los próximos dos o tres años, con efectos exponenciales posteriores en términos de empleo y generación de ingresos (2).

Friaje en CuscoEn este escenario, se ubica nuestro Perú, altamente biodiverso y por ello, y por razones de pobreza, desarrollo y pluriculturalidad, altamente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático, pero que no ha podido ni ha sabido generar hasta ahora, una oferta exportable de bienes y servicios ambientales consistente con sus necesidades y atractiva de cara a las tendencias del nuevo milenio.

 

Y, también estamos los peruanos, que venimos absorbiendo por causa de la degradación ambiental, una pérdida anual de 8,2 mil millones de soles, equivalente al 3,9 % de nuestro PBI (3); soportando el doble o más de las inundaciones, sequías, deslizamientos, heladas y otros en comparación a hace quince años y sufriendo un incremento de temperatura en los andes centrales 70% superior al incremento de la temperatura mundial (4).

Nuestras perspectivas de futuro no son mejores. Según la CAN, en el 2025 las pérdidas por cambio climático podrían alcanzar los 30 mil millones de dólares anuales o 4.5% del PIB en la región andina. Según el BCR (5), de incrementarse la temperatura en 2°C con un 20% de variabilidad en las precipitaciones, el Perú perdería el 6% de su PIB potencial al 2030 y alrededor de 20% al 2050.

Este panorama hace imperativo adoptar acciones ambiciosas y efectivas en lo interno y externo. En lo interno y más allá de programas como “Conservando Juntos” lanzado este año; por sus efectos en infraestructura, minería, agricultura, desastres, inversión, finanzas, educación, salud, desarrollo y seguridad nacional, requerimos modificar la forma como se han venido tomando las decisiones de política y productivas. Siendo todos testigos, además, de cómo las presiones existentes sobre la demanda y uso de los recursos naturales exacerban conflictos sociales e institucionales, de agravarse la situación climática, será inevitable que dichos conflictos también se agraven.

En lo externo, en Poznan (2008) se anunció la iniciativa para la conservación de 55 millones de hectáreas de bosques que junto con programas de reducción de emisiones por deforestación evitada y degradación forestal lograrían reducir nuestras emisiones actuales de GEI a la mitad, pero esta buena demostración de liderazgo que nos ganó momentáneamente la atención mundial, a la luz de los resultados de Barcelona que nos muestran que REDD es importante pero no es suficiente, nos hace requerir mayor actividad en otros frentes.

Así, al tiempo de defender los principios de responsabilidad histórica de los países desarrollados y de responsabilidades comunes pero diferenciadas y de reiterar una vez más, nuestras necesidades de adaptación tecnológica, capacitación y financiamiento; será menester jalonar alianzas dentro y fuera de la Conferencia de las Partes a favor de reducciones globales de gases de efecto invernadero superiores al 25%; de la extensión de los MDLs más allá del 2012; de la adopción de esquemas internacionales de pago por servicios ambientales, de la inclusión del reconocimiento a los esfuerzos por mejorar la gobernanza ambiental, de flujos mas libres de tecnología y de promoción de bienes y servicios ambientales de países vulnerables. Para ello servirá nuestra pertenencia al G77+China, pero también deben servir también nuestros vínculos con el Grupo de Países Megadiversos Afines y nuestros TLCs, particularmente con EEUU, China, Canadá y próximamente con la UE.

Ese liderazgo bien pudiera generarle al país, debido a sus ventajas comparativas ambientales y en particular, debido a su potencial hídrico y forestal (6) , la oportunidad de liderar la transición de los países de desarrollo medio a economías bajas en carbón y posicionarse competitivamente en la nueva economía mundial de una sociedad post-Kyoto (7) .

 

Mónica Rosell

Profesora de Integración Económica en la Facultad de Derecho de la PUCP, consultora y negociadora internacional.

 

(1) PNUMA 2009. Economía Verde. Ver también sobre la importancia del tema y su relación con las políticas para enfrentar la crisis financieras, la Declaración de Londres: Plan Global para la recuperación y reforma de 2008.
(2) PNUMA 2009. “Un Nuevo acuerdo verde Global. Informe de Política”.
(3) Banco Mundial 2007. “Análisis Ambiental del Perú. Retos para un Desarrollo Sostenible”.
(4) Comunidad Andina 2008. “El Cambio Climático no tiene Fronteras. Impacto del Cambio Climático en la Comunidad Andina”.
(5) Banco Central de Reserva, 2009. “El Cambio Climático y sus efectos en el Perú.”
(6) Acompañado de la consolidación de la nueva estructura de la matriz energética y la modificación del sistema de transporte urbano.
(7) Banco Mundial 2009: “Low Carbon-High Growth: Latin American Responses to Climate Change Overview”.