«La conservación sí está dando resultados», afirma Rolando Sota, gerente de Tambopata Ecolodge, un lugar ideal para darnos cuenta de la importancia de todos los seres vivos en este planeta. Sota mira una familia de ronsocos descansando en la orilla del río y complementa: «por ejemplo, los ronsocos son los roedores más grandes del mundo y ellos siempre andan con aves garrapateras alrededor, que se comen sus parásitos. Sin hacerse daño, se complementan. Si uno de ellos se aleja, el otro sufre».
Hace 22 años, Rolando llegó, acompañado de su ahora socio, al Tambopata para realizar turismo de aventura y conocer la asombrosa colpa de Colorado. «En ese tiempo las riberas del río estaban cubiertas de bosques primarios. A partir de la Comunidad Nativa Infierno, todo conservaba su cubierta natural. Y la única forma de llegar era en peque peque, en un viaje de dos días», cuenta Sota.
Sorprendidos por la belleza del lugar, decidieron adquirir su primer predio en la quebrada Gallocunca, a dos horas de Puerto Maldonado en bote a motor. Allí construyeron el Tambopata Lodge, una de las operaciones turísticas mejor consolidadas de la región. «Los problemas comenzaron luego de la creación de la Zona Reservada Tambopata-Candamo», comenta Rolando. «El Estado decidió titular todos los predios ubicados en ambas márgenes del Tambopata, con la idea de que los comuneros, al tener una propiedad legal, iban a conservarla». El resultado fue un auge de invasiones provenientes de la sierra, y en menos de un año se crearon las comunidades campesinas de Condenado y Sachavacayoc.
Es así que la empresa decide comenzar a adquirir predios cercanos al albergue como una forma de garantizar la salud de su bosque, el principal motor del negocio turístico. El siguiente problema que tuvieron que afrontar fue la vigilancia de toda esta área de bosque. «Comenzaron a ingresar madereros para extraer el tornillo que había en la zona. Nosotros hasta hemos tenido que pagarles para que no regresaran, pero es difícil controlar un terreno tan grande», comenta Rolando.
La lucha por la conservación
Con la aparición de nuevas figuras legales para proteger áreas de dominio público, los socios decidieron solicitar al Estado la concesión para conservación, que tras numerosas idas y vueltas les fue otorgada el 28 de enero de 2010. «Hemos tenido éxito al crear un colchón de bosque limpio y protegido, para que las especies de fauna tengan un refugio seguro. Incluso las zonas deforestadas, luego de 15 años sin uso, han comenzado a recuperarse», señala Rolando.
«Han regresado los mamíferos grandes: se ha visto jaguar con mucha frecuencia. Y hemos detectado al interior de la concesión colpas de huangana y sachavaca. Además, hemos garantizado la conservación de la quebrada Gallocunca, uno de los principales atractivos de la zona y una importante fuente de agua limpia», agrega Rolando. Para la empresa, el siguiente paso es aumentar el área protegida y generar espacios para el ecoturismo en ella, y abrir oportunidades para que nuestras actividades de conservación puedan solventarse. «Es un círculo virtuoso en el que todos ganamos: empresa, gente y naturaleza», concluye, con optimismo.
¿Cómo llegar al Tambopata Ecolodge?
La Reserva Nacional Tambopata se encuentra en el sureste de Perú, enclavada entre las zonas boscosas de las regiones de Madre de Dios y Puno, a unos 70 kilómetros de Puerto Maldonado. Desde el aeropuerto, una travesía de unas tres horas en autobús y barco conduce al Tambopata Ecolodge, ubicado en el corazón de esta área natural protegida que colinda (hacia el este y sureste) con Brasil y Bolivia. Todas las visitas tienen que ser previamente coordinadas.
¿Cómo ayudar a conservar?
La mejor forma de ayudarlos a conservar es visitándolos. También necesitan ayuda en difusión, así que cualquier asesoría ayudará a su consolidación.
No te pierdas el lanzamiento de «La Ruta al Tambopata», presentada por Clima de Cambios y Conservamos por Naturaleza.
- Fecha: Jueves 05 de mayo
- Hora: 12:30 del mediodía
- Lugar: B 100 (Biblioteca del Complejo de Innovación Académica)