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26/07/2010

Llevando el ecoturismo a la práctica

Muchas veces idealizamos al ecoturismo como una modalidad turística que solo podemos desarrollar en espacios naturales prístinos y con una altísima diversidad de flora y fauna como pueden ser el Manu y Tambopata en el sur del país.  Es verdad que en lugares como los mencionados las posibilidades de experimentar la naturaleza en “estado silvestre” son mayores, en parte debido al buen estado de conservación o aprovechamiento.

 

Sin embargo, y para alivio de muchos, debemos señalar que no siempre tenemos que ir tan lejos para poder participar en una actividad ecoturística si realmente se quiere buscar ese tipo de experiencias; y para ello empecemos por identificar algunos aspectos clave en muchas de las definiciones de ecoturismo:

 

  • Considerando que el ecoturismo aprovecha la naturaleza en su estado natural, se debe generar aportes para su conservación donde esta actividad se realiza.
  • Se deben hacer los máximos esfuerzos para minimizar los impactos que los turistas generan en los lugares visitados.
  • También se espera involucrar en el negocio y beneficiar a las poblaciones locales, tanto como sea posible.
  • Otro aspecto clave para el ecoturismo lo constituye el esfuerzo que se debe hacer para “educar” -y no solo informar- a los visitantes en temas relacionados con la naturaleza y su importancia para el ser humano.

 

En este marco podemos ver que hay muchos lugares donde existen oportunidades para ofrecer actividades ecoturísticas y sobre todo cumpliendo los aspectos clave antes mencionados.

 

Sorprendentemente encontramos que hay lugares muy cercanos como es el caso de las Islas Palomino en el Callao, algunos valles andinos cercanos a Lima como Santa Eulalia, humedales costeros como las Albuferas o Pantanos cercanos a Lima, entre otros muchos sitios que tienen mucho potencial.

 

Si bien no en todos podemos observar siempre otorongos (jaguar), lobos de río, guacamayos o monos; sí es cierto que hay oportunidades de interactuar con fauna y flora interesantes, que si se saben aprovechar adecuadamente atraerán ecoturistas o turistas comprometidos con la conservación de los lugares que visitan.

 

Para que los beneficios esperados del ecoturismo se concreten es necesaria la participación de empresarios u operadores turísticos responsables con los productos que desarrollan y ofrecen, pero también de turistas comprometidos con el producto que están consumiendo. Es nuestra responsabilidad como consumidores –turistas- el conocer de qué se trata el producto que estamos comprando –ecoturismo- para poder exigir de las empresas turísticas un adecuado comportamiento ambiental y social.

 

De esta manera, cuando “hagamos ecoturismo” no solo estaremos disfrutando de una buena experiencia con nuestras familias y amigos, sino que también estaremos ayudando a que se generen los beneficios esperados de esta actividad.