El agua que se elimina después de lavar los alimentos, de ducharnos o de limpiar nuestros pisos recibe el nombre de “aguas residuales domésticas”. Las aguas residuales que provienen de los procesos productivos, como la minería, la agroindustria, la energética, reciben el nombre de “aguas residuales industriales”.
La respuesta a la pregunta inicial será siempre la misma: terminarán en cuerpos receptores (ríos, lagos, quebradas secas o el mar). Quizás algunas lleguen después que otras por el tratamiento previo que deben recibir para cumplir con ciertos estándares de calidad ambiental (ECA), pero al final todas terminarán allí. Hay que tener en cuenta que no todas las aguas residuales son vertidas a la red de alcantarillado y, asimismo, no todas las aguas residuales de la red de alcantarillado reciben un tratamiento.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el 2014, en Lima Metropolitana se generaban diariamente 1’202,286 m3 de aguas residuales, de las cuales solo se trataba el 21.2%. Y para ese año en Lima Metropolitana existían 43 plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR), 21 de ellas administradas por Sedapal, 8 por municipalidades distritales y el resto por otros, como universidades, colegios, clubes, etc.
Esta cifra es alarmante, el déficit de tratamiento de aguas residuales se debe a que la infraestructura de las PTAR es insuficiente para los volúmenes diarios generados. Lo que causa la contaminación de los cuerpos de agua natural, ya sean superficiales o subterráneos, además de la formación de focos infecciosos y generación de malos olores.
Entonces, si sabemos que de toda el agua que se va por nuestros sumideros solo aproximadamente el 20% recibe un tratamiento adecuado, ¿cuáles son las acciones que podemos adoptar nosotros como usuarios para contribuir en la preservación de los cuerpos receptores?
Aquí presentamos algunos consejos de fácil aplicación en casa:
- Retirar los restos de alimentos que quedan en los utensilios de cocina antes de lavarlos, ya que se necesitará mayor cantidad de oxígeno para lograr la descomposición de estos residuos, lo que provoca el aumento del pará- metro de la demanda bioquímica de oxígeno (DBO), que indica el agotamiento del oxígeno que necesitan los organismos acuáticos para desarrollarse naturalmente en un cuerpo de agua.
- No excedernos en el uso de detergentes, lavaplatos o productos para la limpieza de los inodoros.
- Eliminar las colillas de cigarro en el tacho de basura y no por los sumideros.
- No verter los restos de aceite líquido después de freír, podemos almacenarlos en una botella y luego llevarlos a un centro de reciclaje.
- Retirar, con un papel toalla, el exceso de grasa de los utensilios de cocina antes de lavarlos. Es simple, no necesitamos tener una PTAR en nuestras casas para reducir la contaminación del agua que usamos, todo queda en nuestras manos.
Por Ing. Anggela Collacci Asistenta de la Coordinación de Gestión Ambiental PUCP