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01/03/2023

Estudiantes de Diseño Industrial crean productos con materiales de autopartes en alianza con Toyota del Perú

Grupo ganador del primer lugar conformado por Cristobal Indacochea, Aracely Tinoco y Lucero Osores.

El proyecto Economía Circular inició en 2019 como un esfuerzo en conjunto de la PUCP y Toyota del Perú para concientizar sobre la importancia de la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente desde las aulas universitarias. En la edición de 2022, tres equipos fueron premiados por sus originales diseños.

Como parte del compromiso con la sostenibilidad que tiene la PUCP, estudiantes de la especialidad de Diseño Industrial participaron en el concurso “Diseño de productos con reutilización de repuestos/accesorios automotrices”. Este es parte del proyecto Economía Circular, que fue elaborado en conjunto con Toyota del Perú y la consultora ambiental Libélula. Participaron un total de 38 alumnos de la carrera, agrupados en 13 equipos, quienes elaboraron productos a partir del material de descarte de Toyota.

“Encontramos en la Universidad Católica una oportunidad para poder trabajar en conjunto sobre la última sección del ciclo de vida del producto, que es la disposición”, comenta Stephanie Guerra, especialista de asuntos corporativos & ESG de Toyota. “La idea era reutilizar al máximo estos materiales de descarte, promover la creatividad y fortalecer las capacidades de los estudiantes”, agrega. El proyecto inició en 2019 y, por el contexto de la pandemia, tuvo una pausa hasta el año pasado, cuando se reactivó.

Durante el proceso de creación del producto, los 13 grupos de estudiantes contaron con el asesoramiento constante de expertos, entre los que se encontraban una arquitecta, una diseñadora, un especialista en sostenibilidad y un representante de Toyota. Asimismo, los modelos fueron probados por usuarios sostenibles, usuarios no sostenibles, dueños de galerías o arquitectos especialistas en muebles. Además de ello, los participantes recibieron dos talleres de economía circular y un taller de finanzas. “Creo que lo que más aprendimos es a trabajar con un cliente real y todo lo que esto implica, eso hizo de este proyecto de universidad una tarea más seria”, menciona Brenda Ponce, integrante del equipo que obtuvo el segundo lugar.

Después de todo el proceso de diseño y elaboración del producto y del feedback de los asesores, los universitarios presentaron sus proyectos el pasado viernes 10 de febrero frente a un jurado. Finalmente, fueron tres equipos los ganadores del primer, segundo y tercer lugar quienes, como premio, recibieron herramientas que les serán de gran utilidad en su desarrollo profesional. “Los profesores nos ayudaron indicándonos qué cosas eran útiles para un estudiante de la carrera de Diseño Industrial. Por otro lado, los alumnos han tenido una gran exposición a los medios. Estamos muy contentos de poder ser parte de esta experiencia”, indica la representante de Toyota. Además, los productos elaborados serán puestos en venta para que puedan ser adquiridos por los trabajadores de Toyota.

A continuación, conoce a detalle los proyectos ganadores:


Primer lugar: El Organirin

(Elaborado por Cristobal Indacochea, Aracely Tinoco y Lucero Osores)

Se trata de un organizador y contenedor de herramientas y de objetos domésticos como llaves, por ejemplo. Fue trabajado a partir de pallets de madera y rines de metal. “La organización en casa y en el taller pueden ser complicadas al no tener las herramientas ideales a la mano, así como tus objetos de primera necesidad. Es por eso que Organirin (tanto el de llaves como el de herramientas) busca facilitar al usuario en su día a día”, explica Cristobal.

Segundo lugar: La mesa vinera

(Elaborado por Diana Fernández, Brenda Ponce y Miguel Campos)

Este mueble cumple la finalidad de almacenar y exponer botellas de vino de una manera muy elegante. Asimismo, tiene compartimentos donde puedes guardar copas y otros utensilios para servir el vino. El principal material utilizado fue el rin de metal. “Durante la exploración de los posibles materiales a utilizar vimos que el aro podía usarse para almacenar botellas”, cuenta Diana. Este mueble puede ser utilizado en reuniones con amigos y familiares para una reunión. “Habíamos enfocado el proyecto al compartir, al hogar y a lo social, aspectos que se vieron afectados por la pandemia y el confinamiento”, comenta Miguel.

Tercer lugar: Fun Play

(Elaborado por Mery Hidalgo, Dayana Malpartida y Diego Culqui)

El Fun Play fue creado con la idea de reunir a la familia y amigos a través de los juegos. Se trata de una mesa transformable que puede convertirse en un laberinto, ludo, fulbito de mesa y una ruleta. “Decidimos elaborar el Fun Play porque creemos que, desde la pandemia, nos hemos dedicado a dividir espacios en el hogar, dejando de lado lo recreativo, optando por soluciones electrónicas, que en exceso pueden llegar a ser dañinas”, observa Mery. Este mueble fue elaborado a partir del rin del neumático. Como explica Diego, “las modificaciones en las dimensiones del rin fueron la parte más compleja y esencial para poder ejecutar las ideas que teníamos en mente”.

Además de estos resultados obtenidos, uno de los aspectos más importantes es que se cumplió el objetivo de crear una mayor conciencia sobre la relevancia de tener acciones sostenibles en todos los ámbitos en los que nos encontramos. “Lo que más aprendimos de esta experiencia podría ser la importancia de pensar en reutilizar. Existen tantos campos en los que se puede generar economía circular desde el diseño, ahora creemos que como futuros diseñadores es prácticamente una obligación crear con conciencia”, reflexiona Mery Hidalgo. Dayana Malpartida, compañera de equipo de Mery opina de igual manera: “Como estudiante es fundamental ser consciente no solo de cómo nuestro trabajo interviene dentro de la vida de las personas, sino también en el medio ambiente.

Podemos ver que, trabajando unidos, tanto desde el sector privado como del académico, se pueden lograr hitos significativos con el fin de impulsar el desarrollo de personas más responsables con el medio ambiente. “Ambas entidades pensábamos que, desde donde estamos, podemos hacer algo para mitigar los impactos que genera de por sí el ser humano en el entorno. Se trata de juntarnos y poner todos los esfuerzos”, señala Stephanie Guerra. Como indica Miguel Campos: “este proyecto es un camino empático, de carácter humano. Nos preocupamos por el ambiente de las nuevas generaciones. Este solo es un grano de arena y espero que el éxito de este proyecto y los productos muy bien logrados y validados, motiven a diferentes centro educativos”.