Por Mag. Gonzalo F. Talavera Silva Santisteban, actor, educador y gestor cultural
La educación ambiental es una herramienta fundamental para promover cambios en el comportamiento ciudadano, al sensibilizar sobre la urgencia de proteger el medio ambiente.
En un mundo cada vez más invadido por el plástico, el lema «menos plástico, más vida», impulsado este año por el Ministerio del Ambiente, resuena con fuerza. Este mensaje es crucial no solo para el bienestar del planeta en el presente, sino también para garantizar un futuro sostenible para las generaciones futuras.
En este contexto, la Semana de la Educación Ambiental se presenta como una oportunidad para involucrar a la ciudadanía en temas de reciclaje y sostenibilidad. Al ofrecer una plataforma de aprendizaje accesible, facilita que las personas adquieran conocimientos prácticos que puedan aplicar en su vida cotidiana. De este modo, se fomentan acciones orientadas a la conservación y al uso sostenible de nuestros ecosistemas.
Una manera innovadora de comunicar estos mensajes de forma efectiva es a través del arte. Expresiones como el teatro, la pintura, la música y la danza trascienden el entretenimiento, convirtiéndose en herramientas educativas que sensibilizan al público sobre los desafíos ambientales. Gracias a su capacidad para generar una conexión emocional, el arte permite que las personas comprendan e interioricen conceptos complejos, transformando así la forma de comunicar y entender los problemas ambientales.
La celebración de esta semana busca inspirar un compromiso activo con prácticas sostenibles; y la combinación de la educación y el arte fortalece los procesos de sensibilización, motivando a cada persona a adoptar conductas responsables en su día a día. De esta manera, avanzamos hacia un futuro donde «menos plástico» signifique realmente «más vida», y en el que el arte y el conocimiento actúen como motores de transformación para la construcción de un planeta más equilibrado.