La Cumbre de Cambio Climático (COP15) que se viene realizando en Copenhague, representa una oportunidad para entender qué está pasando, qué pasará y cómo afrontar en cada país los efectos del Cambio Climático.
Desde mi punto de vista, como socióloga, creo que el Perú tiene una participación clave en esta iniciativa mundial ya que somos unos de los países más vulnerables ante cualquier cambio en el clima, pues no sólo afectaría nuestras actividades económicas que dependen directamente de nuestros recursos naturales como la agricultura, la pesca; sino también por el impacto indirecto que éste tiene en el ámbito de la salud, educación y cultura, entre los más importantes.
Nuestro país tiene un gran reto en este sentido, pues las medidas y decisiones que se tomen frente al Cambio Climático no deben ser ajenas a nuestro esfuerzo por reducir los altos índices de pobreza, inequidad y exclusión social.
En otras palabras, tenemos una nueva e importante variable que insertar en el proceso de toma de decisiones: el medio ambiente. Y si este tema no pasa a ser transversal en nuestro sistema político y no se relaciona con otros temas prioritarios, ¿cómo podemos transformar los acuerdos establecidos en las altas esferas políticas en propuestas y estrategias concretas a nivel local?
Las poblaciones rurales de nuestro país tienen un papel activo en el ejercicio de políticas locales en tanto tienen mucho que aportar por sus conocimientos y por su condición de pobreza se encuentran más sensibles ante un fenómeno del Niño de gran magnitud, ante el derretimiento de los glaciares por la escasez de agua, ante la deforestación de los bosques por la pérdida de los recursos naturales y la biodiversidad.
Creo que la importancia de esta cumbre también reside en la priorización de la generación de conocimiento para entender el impacto del Cambio Climático. En mi opinión, uno de los factores para no actuar de manera organizada es que aún no sabemos con exactitud la relación entre nuestras regiones geográficas en términos económicos, políticos, sociales y culturales.
En este sentido, todavía no logramos visualizar cuáles serían las implicancias en las ciudades de la costa donde se concentra el mayor desarrollo económico del país, si es que no aprovechamos sosteniblemente los recursos naturales – siendo el agua el principal recurso para la viabilidad y desarrollo de una ciudad – y energéticos provenientes de las zonas alto andinas y de nuestra selva.
Finalmente, pienso que esta Cumbre también debería resaltar el papel primordial que todos tenemos como actores desde los gobiernos, empresas, universidades y sociedad civil hasta nuestras actitudes individuales; pues no me parece coherente que promovamos que se tome conciencia frente al Cambio Climático a nivel global, si en nuestras actividades cotidianas seguimos consumiendo papel indiscriminadamente, desperdiciando agua y energía, generando basura innecesaria, etc.
Estos eventos representan pasos importantes en el proceso de cambio de nuestro sistema actual para vivir de manera más equitativa y sostenible, pero no la solución. Es un trabajo de cada uno de nosotros.
Ursula Harman
Coordinadora de Proyectos Sociales del Grupo de Apoyo al Sector Rural de la Pontificia Universidad Católica del Perú