En el marco de la celebración del Día del Árbol, las estudiantes del curso de Educación Ambiental, de Educación Inicial de la Facultad de Educación, realizaron una ecosalida al bosque seco de la PUCP, un espacio natural lleno de vida y lecciones.
Este bosque, creado en 2008 en la Universidad, alberga especies como el guayacán, palo santo, algarrobos y ceibos. Las estudiantes tuvieron la suerte de observar de cerca el bosque, gracias a la guía de los ingenieros forestales Javier Salazar y Erika Díaz, de la Coordinación de Flora y Fauna de la PUCP.
Los bosques secos, aunque a menudo pasan desapercibidos, son ecosistemas únicos y resilientes que han aprendido a sobrevivir en condiciones extremas de sequía y calor. Estas características no solo resaltan la importancia de su preservación, sino también la necesidad de que las nuevas generaciones, en especial desde la educación inicial, desarrollen una conexión y respeto por la naturaleza.
El bosque seco: Un aula viva para las futuras educadoras
Entonces, ¿por qué es relevante llevar a las alumnas de la Facultad de Educación a estos espacios? Porque al observar la naturaleza en su estado más puro podemos despertar en ellas una curiosidad y admiración que trascienda el aula.
El objetivo de la ecosalida no fue solo brindar conocimientos sobre las especies que habitan el bosque, sino también ayudar a comprender la interconexión entre todos los seres vivos y su entorno. Esta experiencia en el bosque seco refuerza la importancia de apropiarse de los espacios naturales, relacionarse activamente con ellos, y, más adelante, enseñar a las niñas y niños a hacer lo mismo.
Este tipo de actividades pueden trasladarse al aula de nivel inicial de diversas maneras creativas, como la plantación de árboles, la narración de cuentos, la creación de arte con elementos naturales o canciones y juegos temáticos. Estas propuestas ayudan a consolidar en los niños los valores de respeto, responsabilidad y cuidado del medio ambiente. Además, exploraciones guiadas por parques cercanos o actividades de observación permiten que reconozcan la importancia de los árboles en su entorno cotidiano.
Una ecosalida no es solo una lección sobre el bosque, sino una invitación a las futuras educadoras a transformar su relación con la naturaleza en un recurso pedagógico invaluable. Al enseñar a las niñas y niños a apreciar y cuidar los árboles, se está plantando las semillas del cambio para un futuro más sostenible y consciente.
Curso: Educación Ambiental en el Nivel Inicial de la Facultad de Educación
Docente: Mag. Claudia Tuesta Velarde