Entrevistas
29/05/2014

“Perú: primer productor de papa en América Latina con 4´700.000 toneladas al año”

 

¿Cómo evoluciona el estudio y producción de la papa nativa en el Perú?

Anteriormente en el mercado peruano las papas nativas no se comercializaban en mercados urbanos. Uno iba a los mercados y se daba cuenta que la papa nativa no estaba presente. El consumo per cápita del Perú ha crecido de 65 kg. a 85 kg. en los últimos 12 años. Esto es importante porque este crecimiento indica que cada año hay mayor fuente de ingreso para los pequeños productores de papa. Ahora esto ha sostenido que la producción también crezca, Perú se ha convertido en el primer productor de papa de América Latina, produce ahora casi 4´700.000 millones de toneladas de papa al año, inclusive superando a Brasil. Y contra lo que uno podría pensar, ya que la economía dice que si la oferta sube el precio cae, en este caso no paso ello: los precios han crecido con la oferta en los últimos doce años en un promedio de 25 a 30%. Entonces es un sector donde han ocurrido tres fenómenos: ha crecido el consumo per cápita, ha aumentado la producción y han crecido los precios. Inclusive podríamos decir un cuarto: el mercado se ha diversificado, ahora ustedes encuentran tanto productos frescos como procesados.

 

¿Qué viene para el futuro en el desarrollo de la promoción de la papa peruana?

Si en la primera etapa hemos mirado a la papa por sus características externas; llámese por ejemplo sus formas, colores, sabores, historia y su relación con el medio ambiente; en esta segunda etapa lo que se hace es cortar una papa y estudiar qué hay adentro, analizar sus contenidos, su potencial para el tema de nutrición, para el tema de salud vía la presencia de antioxidantes, presencia de polifenoles, etc. Y esperamos que en este proyecto denominado ISSANDES (Proyecto Innovación para la seguridad y soberanía alimentaria en los Andes), que va a tomar también varios años de investigación, podamos completar información que nos permita salir a decir a la ciudadanía que las papas no solamente son ricas sino que también son buenas para la salud.

 

La papa es un producto históricamente peruano vinculado a toda una identidad y cosmovisión andina. En ese contexto: ¿cómo vincular para su desarrollo el  conocimiento tradicional con el conocimiento científico?

Existe entre ambos conocimientos una complementariedad muy directa a varios niveles. Una por el lado de la conservación de estas variedades. Por ejemplo manejamos en el CIP un banco de germoplasma, que nos permite mantener por muchísimos años las variedades que existen aquí y en el mundo y poder restituirlas en los campos en cualquier momento. Esto se complementa con lo que llamamos la conservación en campos de agricultura, lo que hacen los agricultores. Allí hay una especie de camino de ida y vuelta donde estas dos visiones se complementan: la comercialización y la preservación de los productos para que se sigan conservando en los campos de los productores.

Lo otro es que aprendemos de los productores, porque cuando uno hace caracterización nutricional o hace análisis de la presencia de antioxidantes o polifenoles, también preguntamos a la gente en qué están usando la papa. Por ejemplo hay papas que las señoras se ponen en la cara y la pregunta es por qué hace eso. Porque me evita las arrugas. Y uno piensa que es una creencia hasta que hace la investigación y nos encontramos que ciertamente es así. Entonces, hacemos una relación de ida y vuelta donde investigamos pero también recuperas la tradición. Hace poco, en una entrevista de El Comercio habló una señora de 109 años y cuándo le preguntaron cómo llegó a esa edad, respondió: “como papas nativas”. El uso ancestral y la investigación van de la mano.

 

¿Se ha reivindicado el valor histórico de la papa peruana?

La papa era el elemento principal en el tiempo de los incas, términos que eras el alimento que la familia promovía; en cambio el maíz era el elemento que el Estado promovía. El día que no exista hambre en el Perú, la papa será nuevamente la estrella en el arte culinario del país, porque eso era en el tiempo inca. Finalmente sobre este punto, es importante valorar toda la cosmovisión que el ande tiene de la papa, por ejemplo existe la “papa regalo” que es la papa que te muestra la amistad hacia tu vecino u otra persona que aprecies. Que te regalen un puñado de “papa regalo” pues es sinónimo de amistad y cariño.

 

¿Cuáles son los desafíos y oportunidades que el cambio climático plantea al cultivo de la papa en el Perú?

Primero hay que comenzar a escuchar bien a los agricultores que está pasando allí en su contexto. Ya en los últimos años, hay cambios principalmente en la temperatura, que cambie uno o dos grados ya te cambia un poco la lógica sobre lo que puedes producir allí. Se dan casos en que la papa nativa está subiendo de altura. Normalmente la papa nativa comienza a prosperar entre los 3200 msnm, pero con estos cambios de temperatura en algunas zonas ya está subiendo. El peligro que se tiene entonces es que en algún momento no se tenga ya a donde subir. Lo otro es el tema de lo que significa el acceso al agua en zonas como la sierra y que tiene relación con el cambio climático. Hay una tecnología muy conocida en Puno que se llama Waru Waru que son como camellones de tierra que tienen canales llenos de agua y generan una micro temperatura que pueden contrarrestar las heladas que vienen. Ese tipo de tecnologías deben aprovecharse porque si no se pueden complicar las cosas. En tercer lugar, tenemos el tema del rendimiento, hay que mirar las variedades que puedan ser mejoradas para resistir a estos cambios de temperatura o que se adapten a estos, o identificar variedades ya nativas que estén allí adaptadas y que puedan ser utilizadas en similares zonas con similares complicaciones.

 

¿Cómo vincular a los estudiantes universitarios y académicos al estudio e investigación de la papa peruana?

Normalmente la gente que se liga más a estos temas son los de agronomía. Y está bien. Pero se viene descubriendo que hay dos campos donde se debe interactuar más. El tema de las ciencias sociales: economistas, sociólogos, antropólogos, que entiendan la lógica de lo que significa este tipo de realidad de la pequeña agricultura en el Perú y sus entradas y miradas son válidas para tener insumos en nuestra investigación. Por ejemplo, puede investigarse acerca de por qué la producción ha crecido si muy pocas personas usan la semilla certificada, sucede que el pequeño productor ya tiene manejo de criterio de calidad de semilla. O también el trabajo que realiza el proyecto ISSANDES con nutricionistas, con biotecnólogos, con mejoradores genéticos, con investigadores del control de plagas y enfermedades. Inclusive el tema médico, el estudio de las papas nativas en relación a su potencial efecto positivo en temas del hígado y problemas cerebrales ligados al Alzheimer.

 

Sobre el entrevistado:

Miguel Ordinola, es economista y Mg.Sc. en Economía Agrícola con 25 años de experiencia en actividades relacionadas con las especialidades de Agronegocios, Gerencia de Proyectos, Política Agraria, Mercadeo Agrícola y Gestión Empresarial. A lo largo de su carrera ha combinado actividades de investigación académica y aplicada (política agraria, agro negocios); gerencia de proyectos de desarrollo agrícola; formulación y evaluación de proyectos agroindustriales; investigación y extensión agropecuaria; mercadeo y desarrollo de productos; docencia universitaria (marketing). Actualmente se desempeña como coordinador General del Proyecto Innovación para la seguridad y soberanía alimentaria en los Andes, del Centro Internacional de la papa (CIP)

Sobre el proyecto:

ISSANDES tiene como objetivo contribuir a mejorar las condiciones de seguridad alimentaria de la población rural vulnerable y de los sectores más empobrecidos de la región andina, buscando alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM). El valor agregado que este proyecto ofrece a los esfuerzos ya existentes, es el de vincular la innovación con la seguridad alimentaria y compartir experiencias de las cuales los actores puedan aprender unos de otros. En cooperación con la Unión Europea, tiene una duración de 3 años (2011-2014) y abarca los 5 países de la región andina: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia.