Los científicos estiman que el número de muertos en los Estados Unidos por la contaminación del aire en más de 100,000 por año, y la Organización Mundial de la Salud estima el número global en 7 millones. Por su parte, especialistas como el profesor Peter Daszak, de Ecohealth Alliance, declaró que las enfermedades emergentes son provocadas “por lo que hacemos en el mundo, en el medio ambiente y cerca de la vida silvestre”.
Entonces, el COVID-19, ¿está generando un impacto positivo para el medio ambiente? Clima de Cambios conversó con Ramiro Escobar, docente del Departamento de Comunicaciones y especialista en temas internacionales y ambientales.
El coronavirus, ¿ha generado algún impacto positivo para el medio ambiente?
No. El COVID-19 no es qué haya generado directamente un efecto positivo para el medio ambiente, lo que ha generado un efecto positivo son las respuestas y las medidas para controlar su propagación.
Por ejemplo, tenemos a menos gente usando vehículos, menos emisiones de CO2 y por lo tanto, se genera menos huella de carbono. Esto revela que somos una especie perturbadora para el planeta y lo que estamos viviendo, nos aproxima a darnos cuenta de cómo contaminamos a nuestros ecosistemas y cuántos nos contaminamos entre nosotros.
¿Es posible que se haya reducido la contaminación?
En China por ejemplo, que tiene una población bastante grande y aplicó la cuarentena, el aislamiento y la ausencia de autos en la vía pública, hizo que disminuyan las emisiones que causaba el parque automotor y acá estamos yendo por el mismo camino. Muchas actividades, como cruceros, qué son importantes emisores de Gases de Efecto Invernadero, han detenido sus labores, entonces sí implica menor generación de CO2. Esto nos va a servir a las personas para evaluar cómo nos manejamos a nivel planetario.
El cambio climático nos sigue afectando, pero muchas especies han aparecido en zonas donde ya no se les veía, ¿a qué se debe?
Se debe a que la Tierra necesita un descanso desde hace mucho. Acciones como La Hora del Planeta, que significa coincidir para apagar la luz, han sido modos de generar algún tipo de conciencia, pero esto no es suficiente. Es posible que esta cuarentena, que ya se aplica en varios países, haya disminuido los GEI más de lo que ha logrado, por ejemplo, el Acuerdo de París. Es un impacto que se ha sentido, que se ve, y por lo tanto, lo que sigue es repensar nuestra relación con la naturaleza y cómo nos relacionamos con el entorno.
¿Qué nos toca de hoy en adelante, estamos a tiempo de reconciliarnos con la naturaleza?
Por lo menos, nos va a hacer pensar un poco. Desde mi casa se escuchan más pájaros, y no sé si siempre estuvieron ahí o si la bulla de las personas y los autos no permitía escucharlos, o quizás, han venido porque hay menos humanos, y eso está pasando en muchos lugares del planeta.
Esta nueva realidad nos debe llevar a pensar a nuevas formas de entender la economía, la política, las relaciones sociales, la cultura y la actividad industrial. Puede ser una magnífica forma de rebobinar nuestra relación con el entorno, de estar en la naturaleza como parte de ella; de reconocer nuestra forma de enfrentar el cambio climático. Es un momento de hablar de economía verde y de tomar posta por la lucha ambiental.
La contaminación y las emisiones se van a reducir, pero es curioso que nos hayamos obligado a cambiar por un virus y no por voluntad propia.
En conclusión, las medidas que los países han tomado para evitar la propagación del COVID-19 son las que han generado un impacto positivo en el ambiente. Como menciona Ramiro Escobar, el planeta nos estaba pidiendo un descanso. Un descanso de los altos niveles de contaminación generados por el ser humano todos los días.