Entrevistas
25/11/2010

Es imprescindible un proceso abierto, serio y sincero de diálogo multisectorial

 

¿Cómo ha sido históricamente la relación entre el agua y la minería?

En las primeras épocas, hasta los años 80, no había un reconocimiento del sector minero de otro valor del agua, que no sea como algo que se deba usar en el proceso de extracción, fue un pensamiento altamente utilitario.

 

Por fin, en las últimas décadas se ha desarrollado un pensamiento que reconoce los múltiples valores del agua, debido a que es algo que une todo los otros comportamientos medioambientales y a todos los sectores industriales. Es algo que literalmente fluye desde un lugar a otro y por eso articula muchas actividades.

 

Entonces, hasta cierto punto podemos decir que la emergencia de una nueva perspectiva más amplia sobre el agua, no fue una cuestión de un crecimiento en la estima que tenía la industria por razones éticas, sino más bien porque el agua es el agente más frecuente en transmisión de contaminantes  y de impacto ambiental, más que el aire o los suelos.

 

El cambio en la visión se debe a que es parte imprescindible de ganar y mantener la licencia social para operar. Podemos verlo en el caso peruano. Cuando había otra visión  algunas empresas generaron fuertes problemas con el agua en algunas comunidades. Esa memoria folclórica de lo que ha pasado antes y los restos del daño en los lugares representan un reto a la industria de hoy, porque todavía tenemos que convencer a las comunidades afectadas de que podemos hacer la minería de manera diferente.

 

¿Cómo la minería puede contaminar el agua y esto cómo afecta a la población?

Más que todo en tres aspectos. Uno es por elevar la salinidad del agua: muchos procesos mineros aunque no utilicen contaminantes clásicos o peligrosos, sí suben la mineralización del agua y podrían ponerla fuera del alcance de ser potable.

 

Otro aspecto son los metales ecotóxicos, que es un asunto complicado, porque algunas cosas que son malas para los seres vivos de los ríos, como los peces, no podrían sostener concentraciones elevadas de zinc, pero para nosotros aunque el sabor es un problema, no nos hace daño. Pero hay otros metales como el cadmio, mercurio, plomo y cobre, hasta cierto punto, que podían hacer daño al sistema vital humano.

 

El tercer problema es la acidez, que generalmente está vinculado con lo anterior, porque mientras más acida es el agua, más metales disueltos tiene, porque los metales son más móviles cuando el nivel de pH es bajo.

 

En Perú tenemos muchos problemas socio ambientales relacionados a la minería y al agua. ¿Cómo cree que se podrían resolver estos problemas?

Yo creo que es imprescindible un proceso abierto, serio y sincero de diálogo multisectorial. En los últimos cuatro años hemos estado trabajando con nuestros compañeros peruanos, que a nivel nacional tienen un  grupo de dialogo “Minería y desarrollo sostenible” y a nivel local, hemos empezado con cuenca piloto, para tener un comité multisectorial que trabaje en un lugar específico. En ambos casos hemos visto una disminución en el conflicto. Ya  respetan puntos de vista del otro lado y tienen un entendimiento compartido de cuales son los puntos claves, donde existe peligro de hacer algo dañino y dónde existen las posibilidades de convertir los pasivos en activos.

 

¿Cómo ve que se pueda resolver en Perú el problema de la minería, el agua y las poblaciones?

A través de tres cosas. La gestión integral mediante el enfoque de cuencas, y ya que Perú tiene a la Autoridad Nacional de Agua, hay un marco legal y fiscal para hacer ese tipo de gestión. Otro son las tecnologías innovadoras, necesitamos desarrollar más tecnologías o adecuar tecnologías existentes a la realidad peruana y eso implica un papel importante para el sector universitario. Y el último el es diálogo del que hemos estado hablando.

 

Eso es sobre la minería formal, pero acá tenemos mucho de minería informal ¿Cómo afecta eso?

Creo que finalmente no hay otra manera que fiscalizarlo, de entrar con una ley que permita la pequeña minería, pero que no incluya solamente el permiso para que continúen con la minería artesanal, porque podría provocar impactos de contaminación fuera de la escala de balance de la productividad.

 

Lo que han hecho en algunos lugares de África con el mismo problema, concretamente en Ghana, ha sido introducir y aplicar un sistema de licencias para la minería chica y a la vez, reconocer que esos mineros informales no tienen los recursos para hacer todo el control medio ambiental que hacen las empresas grandes. Ellos introdujeron centros de apoyo a los mineros artesanales, que podrían ayudarlos a cumplir con sus deberes bajo las leyes del medio ambiente. Se debe llevar dentro del marco legal, pero a la vez ayudarles a mejorar sus operaciones hasta tener un balance entre los intereses de los pobres, que no tienen otra manera de vivir y las necesidades del medio ambiente, del resto de la población.

 

Si desea ver la presentación del Profesor Paul Younger y de los demás ponentes del Seminario «El uso del agua en la minería» puede hacerlo en la página de la Embajada Británica en Lima.