
El recientemente inaugurado Megapuerto de Chancay es una de las obras de infraestructura más ambiciosas en la región. Si bien promete dinamizar el comercio del Pacífico sudamericano, también enfrenta importantes cuestionamientos sobre el impacto ambiental que generará en los ecosistemas de su área de influencia. La Dra. Ana Sabogal, investigadora del INTE, directora de nuestra Maestría en Desarrollo Ambiental y miembro del Comité Directivo de trAndeS, advierte sobre los vacíos en los estudios ambientales y propone acciones urgentes para evitar daños irreparables en el ecosistema.
Por Joana Cervilla
El Megapuerto de Chancay, ubicado en la costa central del Perú, ha capturado la atención de economistas y ambientalistas por igual. Este proyecto promete posicionar al país como un eje comercial clave en la región Asia-Pacífico, pero a un costo que podría ser demasiado alto para el medioambiente.
Según la Dra. Ana Sabogal, profesora y especialista en desarrollo sostenible, los estudios de impacto ambiental del proyecto presentan vacíos preocupantes que podrían desencadenar daños irreversibles en ecosistemas como el Humedal Santa Rosa, hogar de una importante biodiversidad. “Los estudios realizados hasta ahora no abordan aspectos clave, como la influencia del puerto sobre el Humedal Santa Rosa y las especies que dependen de este”, advierte.
El Humedal Santa Rosa, aunque no es un área natural protegida en el Perú, es un ecosistema crítico para aves migratorias que anidan y crían allí. Este espacio, según Sabogal, “es un lugar único donde las aves encuentran alimento y refugio, pero, con las actividades del puerto, estas especies podrían ser desplazadas hacia Paracas o incluso desaparecer”.
Los grandes vacíos
Asimismo, una de las principales deficiencias señaladas por Sabogal es la ausencia de un análisis sobre los organismos bentónicos, seres vivos que habitan el fondo marino y se alimentan de los nutrientes sedimentados. “El Instituto del Mar Peruano debería haber presentado un informe detallado sobre cómo estos organismos se verán afectados por los metales pesados y el petróleo, derivados de las operaciones portuarias,” explica.
Además, los cambios en las corrientes marinas y el oleaje, provocados por la construcción de los muelles, podrían alterar la dinámica costera, impactando no solo al ecosistema local, sino también a la pesca en toda la región. “Este es un impacto que debe analizarse a nivel macro, porque afecta no solo a Chancay, sino a la pesca y a la biodiversidad en toda la costa peruana”, enfatiza.

Imagen: Andina
El Humedal Santa Rosa: ¿un punto de no retorno?
La Dra. Sabogal destaca el concepto ecológico de punto de no retorno, refiriéndose al momento en que un ecosistema ya no puede regenerarse. “Si no se toman medidas de compensación ambiental, el Humedal Santa Rosa podría cruzar este umbral, lo que tendría repercusiones globales”, advierte.
Las aves migratorias, que juegan un papel esencial en la polinización y el control biológico, podrían desaparecer de la zona. “Estos impactos no se limitan a lo local. Las aves transportan nutrientes, semillas y contaminantes, influyendo en ecosistemas tan lejanos como África o Estados Unidos”, explica.
La urgencia de un plan de compensación ambiental
La compensación ambiental es una medida obligatoria para proyectos con un impacto significativo. Sin embargo, según Sabogal, no se han implementado acciones concretas para mitigar los daños. “Es necesario facilitar hábitats alternativos para las aves y proteger otros humedales en la región. Sin estas medidas, el daño será irreversible”, señala.
Asimismo, Sabogal también subraya la falta de gobernanza en el desarrollo del proyecto. “El alcalde de Chancay está relegado en la toma de decisiones. Esto no solo afecta a los ecosistemas, sino también a la planificación urbana, aumentando el desorden y los problemas sociales”, añade.
La expansión del puerto también trae consigo problemas de infraestructura y servicios públicos. “La ciudad ha crecido desordenadamente y no se han planificado adecuadamente espacios verdes ni plantas de tratamiento de agua”, dice la especialista.
En este contexto, los humedales no solo son vitales para la biodiversidad, sino también para las comunidades locales. “Los humedales actúan como pulmones ecológicos, purificando el aire y proporcionando servicios ecosistémicos esenciales”, explica.
Para Sabogal, el problema radica en una falta de visión integral. “No se puede evaluar el impacto de un megaproyecto de esta magnitud solo a nivel local. Es necesario considerar las repercusiones globales, y trabajar en conjunto con gobiernos, empresas y comunidades”, concluye.