Por: Fabricio Martinez, voluntario de Clima de Cambios
En los últimos años, el uso indiscriminado de plaguicidas, sumado a la débil fiscalización del sector agrícola, ha incrementado de manera preocupante la presencia de residuos químicos en frutas y verduras producidas en el Perú. Un informe del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) llevado a cabo hace unos pocos años reveló que una proporción significativa de los alimentos locales contiene plaguicidas por encima de los límites permitidos, lo que representa un riesgo para la salud, el medio ambiente y la economía agrícola del país.
El uso indiscriminado y deficientemente regulado de plaguicidas en el Perú
Los plaguicidas son sustancias químicas utilizadas para controlar la población de insectos, hongos y malezas con el fin de proteger los cultivos. Perú es uno de los países que más productos agrícolas exporta en la región. No obstante, la aplicación excesiva y poco regulada de dichos productos trae consecuencias serias. Estudios, como el realizado por Concytec en el 2023, revelan que la exposición prolongada a pesticidas puede generar daños tanto en seres humanos como en los elementos de los ecosistemas (Concytec, 2023).
Los datos recolectados son alarmantes. En 2022, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) halló que el 16% de las muestras nacionales, y el 26% de las muestras provenientes de Lima y Callao superaban los límites máximos de residuos. Incluso se detectaron sustancias que están legalmente prohibidas en el país (Concytec, 2023). Estas cifras nos muestran que la gran mayoría de productores agrícolas aplica plaguicidas sin control adecuado, lo que facilita que alimentos contaminados lleguen a nuestras mesas.
Riesgos para la salud humana
El impacto más inmediato del uso indiscriminado de plaguicidas recae sobre los agricultores o trabajadores agrícolas que tienen contacto directo con sustancias químicas tóxicas, quienes muchas veces manipulan dichas sustancias sin protección adecuada. Cada año se reportan en el país cientos de casos de intoxicación aguda, sobre todo en regiones rurales (IDMA, 2024). Los síntomas van desde mareos y vómitos hasta convulsiones o la muerte.
Por otro lado, la exposición prolongada a dosis bajas de pesticidas puede tener efectos crónicos, como mayor riesgo de padecer cáncer, alteraciones hormonales y problemas reproductivos (OMS, 2022). También los consumidores están en riesgo. Aunque las dosis suelen ser menores que las que enfrentan los agricultores, el consumo sostenido de alimentos contaminados puede acumular daños a largo plazo. Niños y mujeres embarazadas son especialmente vulnerables, pues diversos estudios han asociado la exposición temprana con problemas de desarrollo y desórdenes de tipo endocrinos (OMS, 2022).
Consecuencias ambientales
El daño no se limita a la salud humana. Los plaguicidas aplicados en los cultivos se dispersan en el suelo, el agua y el aire. Asimismo, se afectan muchas especies vegetales y animales ajenas a las plagas. Una investigación en la provincia de Andahuaylas detectó residuos como carbofurano y mancozeb en el suelo agrícola en concentraciones superiores a los niveles normales y aceptados (IDMA, 2024). Estos químicos pueden filtrarse a fuentes de agua subterránea, y permanecer activos durante años y llegar a ecosistemas acuáticos.
La flora y fauna también se ven comprometidas. Las abejas y otros polinizadores mueren al entrar en contacto con cultivos tratados con plaguicidas, lo que amenaza la productividad agrícola. Los depredadores naturales de plagas también disminuyen al ingerir presas contaminadas, lo que rompe el equilibrio ecológico y puede generar resistencia en las plagas, obligando al uso de químicos más potentes (Concytec, 2023). Estamos ante un círculo vicioso que hace que los suelos se degraden y que la agricultura se vuelva cada vez menos sostenible.

Imagen: BBC
Impactos económicos
Si bien los plaguicidas ayudan a evitar pérdidas inmediatas, los costos ocultos a largo plazo son significativos. Los agricultores deben gastar cada vez más en químicos importados o provenientes de contrabando, mientras que los suelos degradados requieren insumos adicionales para mantener la productividad.
En el ámbito del comercio internacional, la inocuidad alimentaria se ha convertido en una exigencia. Mercados de la Unión Europea o de Estados Unidos analizan rigurosamente los residuos en los productos importados, los cuales pueden ser rechazados y devueltos (Concytec, 2023). Las pérdidas no solo afectan la economía de los productores, sino también la reputación del país. Asimismo, los productos rechazados son incorporados en el mercado interno, lo que atenta contra la salud de los peruanos.
En contraste, para el mercado interno, la regulación suele ser más laxa. Esto genera una contradicción: los alimentos destinados a exportación cumplen con estándares exigentes, mientras que en los mercados locales se venden productos con residuos que no serían aceptados en el exterior. Las intoxicaciones y los daños ambientales representan costos que recaen el sistema de salud, y que impactan en las comunidades rurales y en la calidad de vida de la población
Hacia una agricultura sostenible
El informe de Concytec (2023) ofrece recomendaciones claras para enfrentar el problema. En primer lugar, se requiere capacitar a los agricultores en buenas prácticas agrícolas y manejo integrado de plagas, reduciendo el uso de químicos a los casos estrictamente necesarios. En segundo lugar, es clave reforzar la fiscalización estatal combatiendo el contrabando y la venta ilegal de plaguicidas prohibidos.
Asimismo, se plantea la incorporación de tecnologías modernas para monitorear residuos en los cultivos y desarrollar sistemas de trazabilidad desde los campos hasta la mesa. Otra alternativa sería promover el uso de bioplaguicidas y controles biológicos que resulten menos dañinos para la salud y el ambiente. Finalmente, se recomienda crear incentivos económicos que premien a quienes adopten prácticas agrícolas sostenibles (Concytec, 2023). El conjunto de estas recomendaciones definitivamente contribuiría a garantizar alimentos inocuos
Un camino de desafíos y soluciones
Nuestro país enfrenta un desafío complejo: garantizar alimentos suficientes y rentables sin poner en riesgo la salud y el ambiente. El abuso de plaguicidas muestra que un modelo basado en químicos puede ser rentable a corto plazo, pero termina generando altos costos sociales, económicos y ecológicos.
El camino hacia una agricultura sostenible demanda el uso de plaguicidas como última opción, el refuerzo de la fiscalización y apostar por alternativas más seguras. Si seguimos las recomendaciones de las autoridades científicas y aprendemos de las experiencias internacionales, el país puede transitar hacia un modelo donde los alimentos que se producen y consumen sean verdaderamente saludables. Al final, todos compartimos la misma mesa y asegurar alimentos sanos es responsabilidad colectiva.
Referencias:
Concytec. (2023). Del campo a la mesa: Análisis y recomendaciones sobre el hallazgo de excesivos residuos de plaguicidas en productos agrícolas en el Perú [informe técnico]. Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica.
IDMA. (2024). Situación de los plaguicidas en Apurímac. Revista IDMA, edición 4, pp. 12-13.
https://idmaperu.org/books/REVISTA-IDMA-2024-004/12/#zoom=true
Organización Mundial de la Salud (OMS). (2022, 15 de septiembre). Residuos de plaguicidas en los alimentos [Nota descriptiva]. OMS.
https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/pesticide-residues-in-food


