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28/11/2013

Los recursos naturales y el desarrollo económico en América Latina

El crecimiento económico, que fuera largamente esquivo a la región en décadas pasadas debido a las crisis y la inestabilidad, regresó a América del Sur. Sin embargo el problema es que el tránsito de la bonanza de recursos naturales al desarrollo económico no está libre de obstáculos, por lo contrario proliferan las fallas de mercado y las fallas de gobierno.

 

“Se hizo tan frecuente que los resultados sean distintos o peores a los esperados, que muchas veces a los gobiernos les parece que para fomentar el desarrollo económico es necesario negar las ventajas comparativas para concentrar sus esfuerzos en la industrialización”, dijo Rozenwurcel.

¿Pueden los recursos naturales transformarse en un obstáculo para el crecimiento y desarrollo de un país?
El doctor economía, dijo que existen tres aspectos que debemos considerar:

1)    La forma en que un país administra sus recursos naturales
2)    La dinámica de los sectores asociados a los recursos naturales, pues sus efectos pueden ser tanto positivos (sobre los ingresos públicos, el riesgo de escasez de moneda extranjera, el estímulo a sectores complementarios) como negativos (apreciación del tipo de cambio real, proliferación del rent seeking, problemas de empleo).
3)    En tercer lugar, la dependencia excesiva de los recursos naturales puede llevar a altos niveles de concentración de las exportaciones y exponer la economía a una excesiva  volatilidad macroeconómica, ya que está bien documentado el hecho de que los precios de los commodities son más volátiles que los de los bienes industriales.

“Un proceso de desarrollo de un país sustentado en una estrategia basada en los recursos naturales precisa combinar dichos recursos con tecnología apropiada, capital humano apropiado, políticas, e instituciones apropiadas. De lo contrario, en vez de aportar al desarrollo pueden contribuir a la pérdida de competitividad y a la distribución inequitativa de la riqueza y los ingresos, transformando la “bendición” en “maldición”, puntualizó Guillermo Rozenwurce.