Clima de Cambios estuvo presente en el V Foro Nacional de Universidades: “Nuestro actuar frente al cambio climático” y comparte la iniciativa que presentó Yoca Arditi-Rocha para reducir el impacto ambiental y la huella de carbono en las operaciones del campus universitario.
Partiendo del hecho de que “aquello que no se mide no se gestiona”, es necesaria una medición de la huella de carbono para lograr una exitosa gestión operativa, además de promover la reducción de las emisiones que contribuyen al calentamiento global. Por ello, cada centro universitario esta llamado en primer lugar a tomar acciones de medición, para luego implementar medidas de reducción y así poder compensar y neutralizar el impacto
Para ello, se recomienda utilizar el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol). Esta es la herramienta internacional más utilizada para el cálculo y comunicación del Inventario de Emisiones, propuesta por los líderes gubernamentales y empresariales. Hecha para entender, cuantificar y gestionar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), su utilidad se resume en los siguientes puntos: consistencia, transparencia y precisión. Este Protocolo mide la huella de carbono en tres alcances evaluando el impacto directo e indirecto ya sea por el tema de combustibles, utilización de vehículos, electricidad adquirida para el uso propio de la organización que se genera en otros espacios, residuos sólidos, adquisiciones, insumos, etc.
Esta medición ofrece una diferenciación positiva frente a otras instituciones como es el ofrecer un mayor compromiso con la sociedad y con el medio ambiente, dejando así una mayor credibilidad académica, además mejora la imagen de la organización frente a los estudiantes, docentes, administración, proveedores y grupos interés. Así también, es capaz de tener y retener mayor talento que contribuya al desarrollo sostenible de nuestra sociedad, la economía y nuestro planeta, además de una considerable reducción de costos, como primer paso de la gestión ambiental organizacional.
Una vez producida la medida de huella de carbono, se nos presentas muchas oportunidades para reducirla, una de ellas es la eficiencia energética. Éstas son varias como la reducción de costos de energía sin reducir la calidad de la iluminación a través de tecnología LED. También está la concientización a la comunidad universitaria como parte de nuestra tarea de educadores, promoviendo la denominación del desarrollo sólo si este es sostenible. En adelante se impartirá la idea en la comunidad universitaria de que ser líderes de ejemplo involucra gestionar de manera eficiente nuestras operaciones.
Así entonces: ¿Cómo llegar a ser una universidad verde? Gestionando eficientemente nuestros residuos sólidos mediante el reciclaje, implementando el plan de eficiencia energética y de recursos hídricos, impartiendo en la malla curricular el plan de educación ambiental, promoviendo el transporte sostenible con todos sus grupos de interés, manteniendo una calidad ambiental interna para todos los que conforman el campus y con una gestión de compras sostenibles reduciendo así el consumo. Todo ello es fundamental aplicarlo de manera transversal, multisectorial y multidisciplinaria que involucre a todos los grupos de interés, priorizando a los estudiantes como próximos líderes de cambio. Ello garantiza un presente y futuro sostenible, pues el mundo cambia con el ejemplo y no con la opinión y la hora de actuar es ahora.
Sobre la ponente:
Yoca Arditi-Rocha es una profesional internacional en Sostenibilidad con más de 15 años de experiencia. Es Bióloga y licenciada en Sostenibilidad Corporativa del Instituto de Sostenibilidad Global de la Universidad de Vermont. Actualmente cursa su maestría en la Universidad de Harvard en Sostenibilidad y Gestión Ambiental. Entrenada por Al Gore en Cambio Climático y miembro activo de la Sociedad Internacional de Profesionales de Sustentabilidad, ISSP y el Climate Reality Project. Es directora de “NO PLANETA B”, organización que se especializa en ayudar a escuelas, universidades y pequeñas/medianas empresas en su camino hacia la sostenibilidad, reduciendo su huella ambiental en la región de América Latina, especialmente en Perú y República Dominicana.
