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Dentro del marco de la historia estructural y de la larga duración queda claro que las sociedades tienen un origen, se consolidan y decaen por el juego de los diferentes niveles estructurales que se entrecruzan para organizar un modo de vida que se consolida sobre la base de fuerzas opuestas que contradicen el orden establecido bajo la tutela del imperio transatlántico. En el Perú la conquista no se llevó a cabo de la noche a la mañana en un día con la caída de Cajamarca, la resistencia indígena se prolongó bajo diferentes mecanismos durante todo el siglo XVI y, luego, en paralelo, surge una nueva resistencia con los criollos herederos de los conquistadores-encomenderos que se comienzan a identificar con la cultura ancestral andina y con el terruño en que habían nacido; resistencia de unos y otros que se prolongará hasta la Independenica. al compás de los cual, en ese juego de relaciones entre Hispanoamérica y la metrópoli se dibujaron diferentes ciclos de convergencia y divergencia marcados por los intereses que se mueven a ambos del Atlántico y que sí muestran ese juego de contrarios. El hilo conductor de esta investigación serán esos ciclos económicos que envuelven el todo social bajo la imagen personalizada del conquistador Antonio de Oré originario de las islas Canarias que en su escudo llevaba un elefante cuya estirpe se prolonga hasta los días de la Independencia.
Participantes:
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Esta investigación nace de mi profunda admiración por las culturas del Antiguo Perú y de mi interés por introducir organizadamente a los alumnos en el conocimiento de la extraordinaria civilización que construyeron nuestros ancestros a lo largo de los miles de años que corren desde los tiempos primigenios hasta la instauración del Tawantinsuyu. Mi formación de historiadora me aparta de esa idea de identificar a cada cultura por los estratos por los que pasó o por su máxima creación artística, esto es: tejidos, ceramios, joyas y otras. Y, más bien, me obliga a centrarme en el análisis del funcionamiento interno de las sociedades en sus diferentes niveles estructurales, en su movimiento, en su proceso de evolución, como en las relaciones, similitudes, diferencias, continuidades e innovaciones entre una sociedad y otra. Dinámica y vida que se asientan sobre la base de ciertos rasgos que se hicieron permanentes y que, en conjunto, constituyen la matriz de la cultura andina. La división del estudio de los saberes del pasado en Arqueología, por un lado, e, Historia y otras ciencias sociales, por el otro, ha impedido que los historiadores se acerquen más al análisis de las sociedades ágrafas. es presentado por una historiadora que durante muchos años ha enseñado diferentes cursos de Historia del Perú, tanto en la educación secundaria como universitaria, los mismos que, muchas veces en sus recorridos partían del tiempo de los inicios y se prolongaban hasta nuestros días. Mi responsabilidad como educadora me obligó a sumergirme en la biblioteca, sección Arqueología, al lado de los libros de etnohistoria, historia y de los cronistas, como a observar la materialización de sus creaciones tecnológicas, constructivas y plásticas en las que nos han dejado su esencia y las claves para entender y leer su cosmovisión y su composición social. Para llegar a la síntesis cultural tejida en los Andes fuente de identidad y razón de ser de las 86 culturas vivas.
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En el presente la proximidad a la celebración del Bicentenario de nuestra independencia y la de Hispanoamérica nos invita a plantearnos la interrogante sobre la significación de esa gesta en el discurrir de nuestra sociedad. El estudio de ese periodo resulta crucial por el paso del Antiguo Régimen signado por el sistema colonial de sujeción al de la Independencia que planteó la necesidad de redefinir las instituciones políticas y las nuevas categorías de la jerarquía social como el propio destino económico. Dentro de este amplio espectro de redefiniciones frente a la nueva situación, la atención de los actores de ese tiempo y el análisis historiográfico se centró en los aspectos políticos, militares y sociales en general. La reconstrucción planificada de la estructura económica y la toma de decisiones de acuerdo a ese tipo de resoluciones ordenadas estuvieron ausentes, pese a que en las motivaciones del grito por ¿el buen gobierno¿ de Túpac Amaru estuvieron presentes. La motivación económica se diluyó en las décadas previas a la Independencia. Lo más notable es que, los grandes líderes de la Independencia pese a su paso por las tierras de la Revolución Industrial no plantearon el tema económico como un norte central del argumento revolucionario. Mientras que, por otro lado la figura de la mujer de todas las clases y razas no aparece, y su voz está totalmente silenciada, al tiempo que, las consecuencias de las guerras en ellas y en el entorno familiar de unas y otras debieron ser profundas. El desarrollo de la economía mereció poco interés de los próceres de la Independencia y de los primeros gobernantes. Y es que precisamente en esas luchas por alcanzar la modernidad la atención se centró en el tono de las campañas militares y la redefinición de la estructura política, social y no tanto en el discurrir económico y menos en el sentir y la situación de las mujeres, pese a que el cambio crucial de la Independencia fuera de las consideraciones de carácter interno
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En el presente la proximidad a la celebración del Bicentenario de nuestra independencia y la de Hispanoamérica nos invita a plantearnos la interrogante sobre la significación de esa gesta en el discurrir de nuestra sociedad. El estudio de ese periodo resulta crucial por el paso del Antiguo Régimen signado por el sistema colonial de sujeción al de la Independencia que planteó la necesidad de redefinir las instituciones políticas y las nuevas categorías de la jerarquía social como el propio destino económico. Dentro de este amplio espectro de redefiniciones frente a la nueva situación, la atención de los actores de ese tiempo y el análisis historiográfico se centró en los aspectos políticos, militares y sociales en general. La reconstrucción planificada de la estructura económica y la toma de decisiones de acuerdo a ese tipo de resoluciones ordenadas estuvieron ausentes, pese a que en las motivaciones del grito por ¿el buen gobierno¿ de Túpac Amaru estuvieron presentes. La motivación económica se diluyó en las décadas previas a la Independencia. Lo más notable es que, los grandes líderes de la Independencia pese a su paso por las tierras de la Revolución Industrial no plantearon el tema económico como un norte central del argumento revolucionario. Mientras que, por otro lado la figura de la mujer de todas las clases y razas no aparece, y su voz está totalmente silenciada, al tiempo que, las consecuencias de las guerras en ellas y en el entorno familiar de unas y otras debieron ser profundas. El desarrollo de la economía mereció poco interés de los próceres de la Independencia y de los primeros gobernantes. Y es que precisamente en esas luchas por alcanzar la modernidad la atención se centró en el tono de las campañas militares y la redefinición de la estructura política, social y no tanto en el discurrir económico y menos en el sentir y la situación de las mujeres, pese a que el cambio crucial de la Independencia fuera de las consideraciones de carácter interno
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